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Bertrand Russell. Filósofo y activista

Fuente: Enciclopedia Universal de la Cultura (pp. 809-810); El Mundo / Ed. Planeta, 1996; D.L. B-25285-96
Tema: filosofía, lógica, filósofos-biografía

Bertrand Arthur William Russell nació en Trelleck, en el País de Gales, el 18 de mayo de 1872, en el seno de una familia aristocrática. Su madre murió de difteria cuando él, tercero de los hermanos, tenía dos años, y su padre, dos años después, por lo que fue educado por sus abuelos. Tuvo una infancia solitaria que siempre recordó como una etapa feliz de su vida. Su abuelo, figura muy destacada de la política inglesa, había llegado a ser primer ministro y su gran hazaña política había consistido en hacer aprobar una de las leyes que consolidó en Gran Bretaña la democracia.

Según explica Russell, en su casa sólo se apreciaba la virtud «a costa del intelecto, de la salud, de la felicidad y de cualquier bien mundano. Me rebelé contra esta atmósfera en nombre del intelecto».

A los dieciocho años, en 1890, fue a Cambridge, becado para estudiar matemáticas en el Trinity College: pasaba de un ambiente de «moralidad insana que paralizaba la inteligencia», a un mundo en el que «la inteligencia se valoraba».

Obtuvo brillantes resultados en sus estudios matemáticos, pero el interés de Russell empezó a dirigirse a la filosofía, de modo que el cuarto año universitario lo dedicó a preparar los exámenes especiales de ciencias morales, en los que obtuvo matrícula de honor.

Filosofía, lógica y compromiso político

En 1894 contrajo matrimonio con Alys Pearsall y al año siguiente obtuvo el puesto de investigador en el Trinity College, tarea que desempeñó hasta 1901. Dado que el cargo no le exigía permanecer en Cambridge, marchó con Alys a Alemania, donde estudió economía y concibió el plan de escribir dos series de libros, una sobre «la filosofía de las ciencias» y otra sobre «cuestiones sociales y políticas».

En 1900 asistió al Congreso Internacional de Filosofía de Roma, donde conoció al matemático italiano Giusseppe Peano. Desde este momento, su filosofía adquirió una nueva dirección que le llevó a analizar las nociones fundamentales de la matemática, tarea que quedó plasmada en su primera obra fundamental, los Principia Mathematica, tres volúmenes escritos en colaboración con su antiguo profesor y eminente filósofo, A. N. Withehead, y publicados entre 1910 y 1913, en los que desarrolló la tesis de que la lógica y la matemática son idénticas. De 1907 a 1910, Russell trabajó en esta obra y en ella dio respuesta, gracias a la teoría de los tipos, a la grave crisis de fundamentos que afectaba a la teoría de conjuntos, abriendo un nuevo campo a la lógica formal, que le concedió el rango científico fundamental de que goza actualmente. El estallido de la I Guerra Mundial le causó un fuerte impacto emocional -«pensé que era una locura y un crimen»- y se opuso a ella rotundamente, aun a costa de quedar aislado políticamente.

Amor a la libertad

Su actitud política le acarreó serias dificultades. Fue expulsado de su puesto en el Trinity College y el gobierno británico le negó el pasaporte para ir a Harvard, Estados Unidos. Además, fue condenado a seis meses de cárcel por escribir un libro contra los norteamericanos.

Acabada la guerra, Russell viajó y dio conferencias por todo el mundo. Uno de esos viajes, realizado en 1920, tuvo como destino la Unión Soviética y fue calificado por él mismo de «momento decisivo en mi vida». Tras mantener largas conversaciones con Lenin y otros dirigentes, llegó a la conclusión de que aquel régimen «era ya aborrecible y que llegaría a serio aún más [...]. Llegué a la conclusión de que todo lo que se estaba haciendo e intentando era totalmente contrario a lo que pudiera desear cualquier persona que tuviese una concepción liberal [...]. Encontré el origen del mal en un desprecio por la libertad y por la democracia, que era la conclusión natural del fanatismo». Por su oposición pública contra los bolcheviques, se distanció de los amigos con quienes se había relacionado en 1914.

Russell, que en 1903 había roto con su primera esposa y mantenía una larga relación con lady Ottoline Morrell desde 1910, contrajo nuevo matrimonio con Dora Black, tras divorciarse de Alys Pearsall aquel mismo año. Poco después nació su hijo John Conrad y, al cabo de dos años, su hija Kate. Durante estos años desarrolló una gran actividad y escribió varias obras. Entre los años 1927 y 1930 aparecieron una serie de obras que tuvieron un gran impacto, porque atentaban directamente contra los vestigios de la moral victoriana y que convirtieron a su autor en una personalidad peligrosa.

A pesar de las críticas, Russell seguía escribiendo infatigablemente y seguía desarrollando su teoría filosófica, que había bautizado con el nombre de «atomismo lógico», considerándola siempre en constante evolución, y continuaba con sus ensayos sobre problemas políticos y sociales.

El filósofo británico repartió su vida entre la investigación sobre el conocimiento humano y el ensayo político, social y moral, en el que reflejó su compromiso con la paz y la justicia.

En 1940, a raíz de una oferta para ejercer de profesor del Consejo de Educación Superior de Nueva York, se desencadenó una protesta general contra el filósofo, que fue acusado de agnosticismo, de defensa de la inmoralidad sexual, de escribir ensayos «libidinosos, injuriosos, afrodisíacos, lujuriosos, venéreos, cargados de prejuicios, falsos y amorales», y hasta de dirigir una colonia nudista. En consecuencia, las diversas universidades cancelaron sus contratos y los periódicos y las revistas se negaron a publicar sus artículos. Sólo la Universidad de Harvard mantuvo su contrato, y en ella pronunció unas conferencias que fueron editadas con el título Investigación acerca del significado y la verdad, una de sus obras filosóficas de mayor nivel.

En 1947, fue uno de los miembros de la comisión de la Unesco para establecer las bases filosóficas de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de las Naciones Unidas, junto a personalidades como Gandhi, Tagore, Croce, Huxley, Maritain y Teilhard de Chardin. El pleno reconocimiento internacional le llegó en 1950, cuando le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.

El activismo en favor de la paz y el Tribunal Russell

Durante la década de los cincuenta publicó otros libros en los que combinó la historia de su desarrollo intelectual con réplicas a las críticas de su filosofía. A partir de 1955 se dedicó a la política de modo permanente, en calidad de activista pacifista. En esta época, Russell se convirtió en uno de los líderes de la oposición a la carrera nuclear, puesto que creía que la única esperanza para la paz estaba en la renuncia al uso de las armas atómicas.

Las actividades de Russell se extendieron sin cesar. Llegó a ser presidente de la Campaña Contra el Desarme Nuclear, mantuvo correspondencia con jefes de Estado, intervino en la crisis cubana de los misiles de 1962 y en la disputa fronteriza entre China y la India. Defendió la causa de los judíos en Rusia, la de los árabes en Israel y la de los prisioneros políticos en Alemania Oriental y en Grecia. Rechazó la versión oficial del asesinato del presidente Kennedy y llegó a presidir el comité británico constituido para esclarecer las verdaderas causas del magnicidio. En 1964 creó la Fundación Bertrand Russell para la Paz, de la cual surgió el Tribunal Russell del cual fue presidente, que se dedicó a juzgar los crímenes de guerra del Vietnam.

Murió el 2 de febrero de 1970, a los noventa y siete años, en Penhydendreath, en el País de Gales. Fue uno de los filósofos sin cuyo aporte no se podría entender la filosofía anglosajona de este siglo, e incluso el pensamiento occidental en general. Para él la filosofía era, principalmente, análisis lógico. Su estilo, a la vez sutil, incisivo y sencillo, dotaba de claridad admirable a los temas más abstrusos. En ética, fue emotivista. En lógica, estuvo siempre preocupado por el problema de la verdad, es decir, precisar con qué grado de certeza podemos conocer. Sus análisis del lenguaje son una búsqueda de la universalidad y un intento por separar lo objetivo de lo subjetivo, lo confuso de lo claro. Creía en las posibilidades humanizadoras de la ciencia, porque, para él, el realismo científico y su método eran una rara fuerza unificadora frente a todo fanatismo. En cuanto a sus puntos de vista sobre la religión, rechazaba ésta en tanto que dogmatismo incompatible con el razonamiento y con la objetividad. Él era un materialista radical y escéptico, mientras que la religión, afirmaba, presenta como buenos a los poderes cósmicos, pero el mundo natural y sus hechos no son buenos y, por lo tanto, no merecen el culto del hombre. Sólo los ideales del hombre merecen ser reverenciados, y éste tiene que ser consciente de que sólo cuenta con sus propios medios, en un mundo que es indiferente e incluso hostil a ellos. Pero, pese a su mirada escéptica, Russell ha sido uno de los humanistas más admirables del siglo.

[5.2.04] [0 comentarios] [#] [lista]


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