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El mito indestructible

Autor de la reseña: Amador Fernández Savater
Fuente: El País - Babelia, 06/03/2004

Espartaco, la novela de Howard Fast que inspiró la película de Stanley Kubrick, se publica por primera vez en España (*). El autor concibió el texto en la cárcel, mientras cumplía condena por desacato durante el macarthismo.

(*) Traducción de Leonardo Domingo. Edhasa: Barcelona, 2003.

Para quien haya visto primero Espartaco, de Stanley Kubrick, con Kirk Douglas a la cabeza de un fenomenal reparto, la lectura de la novela en que está basada la película resulta algo sorprendente. Espartaco atraviesa las páginas de la historia sólo como la sombra de un desaparecido, un espejo que devuelve a los romanos que lo escudriñan (el filósofo Cicerón, Craso el militar o Graco el político) una imagen exacta de sí mismos y que les hace sudar de pánico en la noche, meditar largamente la ruina posible de Roma, reafirmarse con violencia o intentar redimirse mediante la acción. Sin embargo, aunque la principal protagonista del relato es Roma, a lo largo del libro intuimos que en verdad únicamente existe Espartaco y que los romanos sólo son fantasmas que buscan desesperadamente aferrar algo vivo, bueno, puro o libre -de lo que ya no tienen apenas noticias en su vida podrida de cinismo, oportunismo y miedo- en los testimonios sobre Espartaco o las historias de su mujer Varinia. "(Roma) estaba obsesionada con Espartaco, porque era todo lo que los romanos no eran".

En efecto, durante los últimos años de la República la corrupción ha penetrado todos los hilos que tejen Roma, las únicas significaciones comunes son el poder y el dinero, los valores dominantes están troquelados en el molde del espectáculo: presente perpetuo, imagen y superficie. El circo, el poderío militar, la libertad de las costumbres no colman de satisfacción a nadie: la angustia roe por dentro el corazón de la grandeza imperial de Roma. La organización social es una pantalla dispuesta para no contemplar de frente y medirse al hecho decisivo: desde la educación hasta la economía, la vida de Roma entera está cimentada sobre la sangre y los huesos de los esclavos. Por eso, como explica Cicerón, "un levantamiento de los esclavos implica más guerras que todas nuestras conquistas". Cuando los gladiadores desobedecen la máxima que se les tatúa diariamente en el alma, "gladiador, no hagas amistad con gladiadores", todo el edificio salta por los aires. Los romanos se descubren súbitamente patéticos hombres huecos frente a la afirmación rebelde de dignidad, libertad, igualdad, vida.

Chesterton decía que el monárquico Walter Scott poseía de modo extraño el aliento de la Revolución porque consideraba que el lenguaje era el arma natural de los oprimidos. Howard Fast tiene la misma profunda intuición: Espartaco es una historia de las historias, narra cómo en los relatos y los mitos que las comunidades hacen y deshacen viajan las semillas de revuelta contra el despotismo. En su celda de gladiador, "Espartaco había escuchado de labios de Crixo el relato de la continua e interminable lucha de los esclavos sicilianos". Los nombres de los esclavos rebeldes circulan de boca en boca, con esa magia y dureza diamantina que tienen los nombres propios, agujereando el silencio decretado por los romanos: Eunos, Athenion, Salvio... Espartaco sabe bien que las guerras se ganan ante todo en los imaginarios: después de la primera batalla victoriosa contra las cohortes venidas directamente de Roma, deja con vida a un solo soldado para que transmita su nombre de vuelta al Senado. En las hogueras de los Campamentos y las villas de los patricios, la leyenda sobre la hechura extraordinaria del líder rebelde encoge el ánimo de los romanos, mientras que alarma de rebelión los oídos de los esclavos. Roma representa sobre todo el desprecio por la vida: mujeres tratadas diariamente como ganado, niños trabajando hasta la extenuación en las minas, hombres batiéndose a muerte en el circo. El mito de Espartaco porta en sí todo lo contrario: la "ilimitada claridad de la esperanza humana", la convicción indestructible del valor de la vida de todos los seres humanos sobre la tierra.

J. Edgar Hoover contra Espartaco

Según cuenta Howar Fast en un prólogo de 1996, Espartaco fue concebida en la cárcel, "un escenario idóneo para tal labor". Fast, afiliado desde joven al partido comunista, se había negado junto a otros a entregar al tristemente célebre Comité de Actividades Antiamericanas un listado de los miembros de un colectivo de ayuda a los refugiados de la República Española en Francia. Cuando recuperó la libertad después de tres meses, Espartaco, Varinia y Craso combatían, se amaban y odiaban ya en su cabeza. Pero no todo iba a ser más fácil a partir de entonces. El mismo Edgar Hoover se encargó con sus amenazas de impedir que el libro fuese publicado en Little, Brown and Company. Más tarde, fue rechazado en otras siete editoriales. Finalmente, Howard Fast tuvo que editarlo con sus propios medios y la ayuda clandestina de amigos libreros, diseñadores, pintores y otras personas provenientes de los medios liberales. Hoover le bloqueó entonces la posibilidad del uso del correo para la venta directa a los lectores y se prohibió el libro en las bibliotecas públicas de Estados Unidos. A pesar de todo, para sorpresa de Fast y rabia de Hoover, que se la tuvo jurada muchísimo tiempo, 40.000 ejemplares se vendieron en un primer momento; y muchos más cuando el propio McCarthy cayó en desgracia y amainó en Estados Unidos el temporal de pánico, censura y temblor de piernas.

Cuenta Paco Ignacio Taibo II que, indirectamente, fue el propio McCarthy quien alentó la prolífica carrera de Fast. En una audiencia en el Senado, Fast consiguió irritar profundamente con sus conocimientos de la historia de Estados Unidos al gran inquisidor, que de pronto le espetó: "Lárguese y escriba un libro". Los escribió de toda clase: novelas históricas, reportajes periodísticos sobre la Segunda Guerra Mundial, cuentos de ciencia-ficción y multitud de novelas policiacas. Murió en marzo del año pasado, a los 88 años, en su casa de Connecticut.

[7.3.04] [0 comentarios] [#] [lista]


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