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Autor: Martin Anso
Fuente: Gara, 20/03/2004
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Un estudio cataloga troqueles de acuñación empleados desde 1512 hasta 1841
Los fondos numismáticos del Museo de Navarra incluyen la que probablemente será la colección de cuños y otros útiles de fabricación de moneda mejor del mundo. De ello da testimonio el inventario que, fruto del trabajo de un grupo de investigadores, acaba de ver la luz, y que incluye el estudio de 369 cuños utilizados desde 1512 hasta 1841, fecha ésta en la que, coincidiendo con la pérdida de la consideración de reino por parte de Nafarroa, la ceca de Iruñea cesó su actividad.
Un grupo de especialistas acaba de publicar un estudio-inventario de la parte de los fondos numismáticos del Museo de Navarra correspondiente a los útiles empleados en la fabricación de moneda. El grueso de estos útiles está constituido por 369 cuños o troqueles usados a lo largo de más de tres siglos, concretamente, entre 1512 y 1841, fecha en que la ceca de Iruñea, coincidiendo con la pérdida de la condición de reino de Navarra, dejó de funcionar.
Se trata probablemente, según indica Miguel Ibáñez, coordinador del estudio, de la mejor colección de cuños del mundo. «Conozco museos que disponen de cuños únicos, algunos incluso de época romana, pero son dos, tres o cinco cuños. Otras instituciones, como la Casa de la Moneda de Madrid, disponen de miles, pero sólo de los dos o tres últimos siglos. Pero una colección como la del Museo de Navarra, tan nutrida y que abarca prácticamente desde la Edad Media hasta ayer mismo, yo creo que es única en el mundo», asegura el especialista.
Y es que tampoco es fácil que haya algo parecido, porque los cuños, aunque de hierro, eran útiles absolutamente fungibles. «Les daban tal paliza que en dos o tres días estaban inservibles. Entonces los inutilizaban o, simplemente, los fundían para volver a utilizar el material. En realidad, lo asombroso es que haya podido perdurar una colección como ésta».
La inmensa mayoría de los troqueles conservados fueron empleados para acuñar moneda de cobre, la más corriente, 32 para moneda de plata y sólo dos para moneda de oro.
El estudio ha permitido la catalogación de los cuños, que estaban guardados en cajones, lo que ha supuesto la identificación de las piezas, su datación, descripción en detalle de las figuras y leyendas, etcétera.
Pero los investigadores han querido dar un paso más y han realizado también un estudio metalográfico, que, en función de la calidad del material con que están fabricados los cuños y su grado de deformación, permite saber a qué tensiones estuvieron sometidos, si fueron muy utilizados o no e incluso calcular cuántas piezas fueron acuñadas con cada uno.
La colección de útiles de fabricación de moneda no se limita a los cuños e incluye, entre otras piezas, una prensa de volante, artilugio de casi una tonelada de peso que, a partir de 1818, sustituyó a los martillos a la hora de hacer presión sobre los cuños. «Es una pieza fantástica que también cabe considerar como única», afirma el coordinador de la investigación.
En realidad, la que es fantástica es la colección numismática del Museo de Navarra en su conjunto. Además de los útiles de acuñación, consta de unas 20.000 monedas, desde griegas a nuestros días. «Aunque lo más destacado, lógicamente, es la colección de monedas de Navarra, que empezaron a acuñarse en el siglo XI y de las que el Museo cuenta con piezas únicas», subraya Ibáñez.
Los fondos numismáticos del Museo de Navarra son excepcionales y, sin embargo, paradójicamente, la mejor colección de monedas de Navarra del mundo se halla en Nueva York. La razón, explica Ibáñez, es que, a principios del siglo XX, un multimillonario compró y trasladó a Estados Unidos de todo, «desde colecciones alucinantes de literatura medieval hasta una iglesia románica». Sus monedas se hallan depositadas en la American Numismatic de Nueva York.
El libro sobre los útiles de acuñación del Museo de Navarra depara al profano algunas sorpresas que invitan a esbozar una sonrisa. Es el caso de la moneda cuadrada de medio maravedí acuñada durante el reinado de Fernando VII. En 1831, para economizar esfuerzos, estas monedas se acuñaron en planchas de a cuatro. Luego cortaron las planchas, para obtener piezas individuales. Pero el resultado fue tan penoso que la emisión, de 150.000 piezas, no llegó a ser puesta en circulación.
El Museo de Navarra no exhibe actualmente sus fondos numismáticos. Les dedicó hace años una sala, pero el espacio fue destinado luego a pintura contemporánea. Ibáñez cree que una sala de numismática estaría muy bien, pero es algo que tardará años e incluso puede que no se haga nunca. Lo que sí se está barajando es la posibilidad de hacer un museo virtual, una página web que muestre las colecciones de forma didáctica. «No es lo mejor, pero es un método, además de barato, bonito».
