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La tercera globalización

Autor: Isidoro Reguera
Fuente: El País - Babelia, 28/02/2004

Reseña y crítica literaria del ensayo Carta al homo ciberneticus de Andoni Alonso e Iñaki Arzoz (Ed. Edaf: Madrid, 2003).

Vamos hacia un nuevo modelo de ser humano, según los autores de Carta al homo ciberneticus. Ellos ofrecen en este libro una especie de guía sobre los efectos de la tecnología en la sociedad actual, que abarca desde la filosofía hasta la sociología o las expresiones artísticas.

La tecnología -cibertecnología hoy, frente a la, dijéramos, tecnología dura de antes- sigue siendo, sin duda, fascinante, gracias, sobre todo, a la línea de investigación internacional en que se mueve este libro. Fascinante, porque se piensa sobre ella ya no como una panacea o un desastre, sino en el filo de una conciencia explícita de dos sentidos suyos muy diferentes: como maravilla del ingenio humano y como hipnosis paralizadora. De ahí que este tipo de reflexión, tras tantas desilusiones, muestre un interés sostenido y creciente. Tras tanto humanismo teórico fracasado también, los estudios CTS -Ciencia, Tecnología y Sociedad- son quizá el esfuerzo más constante para encontrar sentido verdaderamente humano a este mundo cambiante y dislocado. A caballo entre la investigación académica y el activismo social, se presentan como una forma de enfrentarse a un fenómeno omnipresente y de difícil comprensión como es la tecnificación de la campana virtual contemporánea. Filósofos como Martin Heidegger, sociólogos como Jacques Ellull o escritores y poetas como Hans Magnus Enzensberger se han enfrentado a este problema que, parafraseando a Ortega, se puede seguir considerando "el tema de nuestro tiempo".

En un lenguaje directo, claro, elegante, como sus ideas, estos dos autores pamploneses, Andoni Alonso e Iñaki Arzoz, consolidados ya por sus numerosas publicaciones en común como equipo modélico de trabajo, se dirigen, desde la filosofía y más allá de ella, a un nuevo modelo de ser humano, fruto, dijéramos, de una tercera globalización: la virtual, que comparte no-historia y presente absoluto en la posmodernidad con una antigua y medieval, metafísica, y con otra moderna, tecnocientífica. A ese nuevo modelo de ser del ser humano llaman bien los autores "cibernético", considerando que surge a finales del siglo XX como heredero directo del homo tecnologicus, en tanto estilización cibernética suya, diríamos. Se dirigen a él honradamente, con sobrado conocimiento del tema pero sin vanos alardes intelectuales narcisistas, compartiendo con él los problemas que acucian a todos, dotándoles de un contexto clarificador de sentido actual-futuro y de una vía crítica de enfrentamiento a ellos. Así discurre también la presentación del libro que hace el famoso filósofo norteamericano de la tecnología Carl Mitcham.

Esta Carta al horno Ciberneticus se ofrece como una continuación de otro conocido trabajo de los mismos autores: La Nueva Ciudad de Dios. Un ensayo cibercultural sobre el tecno-hermetismo (Siruela, 2002). Su propósito es presentar al lector interesado en los efectos de la tecnología en la sociedad contemporánea una guía o mapa del estado de la cuestión. Así, el libro, de afán nada más que introductorio, ofrece una breve historia de la tecnología en Occidente y una visión de su actualidad, a la vez que presenta también una breve proyección al futuro de temas cruciales como la energía, la guerra, la carrera espacial, la inteligencia artificial o la biotecnología. Analiza, después, las variables sociales y culturales, así como el activismo, de la sociedad del nuevo milenio. Para acabar con una serie de epílogos y apéndices en los que se ofrecen un glosario-guía, y una amplia selección de textos, bibliografía y filmografía relacionada con el tema. Y es que su forma de tratar las cuestiones tecnológicas ofrece un amplio espectro: desde la filosofía hasta la sociología, pasando por las artes plásticas, el cine o la literatura.

Tanto por el talante característico de sus páginas como por la naturaleza cibercultural del momento en que vivimos parece que resultaría natural, y hasta necesaria, una proyección web de este ensayo. Y así es el caso. Siguiendo también la estructura de La Nueva Ciudad de Dios, el libro se extiende a la red (homociberneticus.edaf.net) para convertirse en un espacio de ampliación e intercambio con todo lector interesado en criticar, matizar o contribuir con nuevos textos o reflexiones a este proyecto. En ese espacio se encuentran a libre disposición del lector diversos textos que analizan problemas concretos sobre tecnología: sus relaciones con el arte, las redes informáticas o el cambio en la arquitectura tradicional, por ejemplo. Entre ellos aparece un escrito inédito con las últimas reflexiones sobre la pertinencia de los estudios CTS del gran maestro de éstas y otras muchas cosas, Ivan Illich. A su memoria, enseñanza y ejemplo está dedicado el libro.

[28.2.04] [0 comentarios] [#] [lista]

Bases conceptuales para la dirección del conocimiento en las organizaciones

Autores: Gregorio Martín de Castro, Pedro López Sáez (*)
Fuente: madri+d revista; nº 20, diciembre 2003 - enero 2004
Url documento: http://www.madrimasd.org/...

(*) Departamento de Organización de Empresas, Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (UCM)

En relación con la cuestión tratada implícitamente en el texto que se reproduce a continuación, y a modo de lectura previa, ver también el artículo "Gestión del conocimiento: una visión integradora del aprendizaje organizacional" (nº 18, agosto - septiembre 2003). Cito textualmente: "Los argumentos centrales de este artículo se sustentan en la necesidad de concebir una gestión del conocimiento vinculada al aprendizaje organizacional como medio para asegurar la correcta asimilación de conocimientos claves indispensables para la agregación de valor y la construcción de ventajas competitivas sólidas."

Este artículo presenta una revisión de las principales propuestas teóricas sobre creación de conocimiento y aprendizaje organizativo. De la misma, se extraen los cimientos sobre los que debería plantearse una aproximación teórica descriptiva de carácter general a este fenómeno, que ha demostrado tener una importancia excepcional para la Dirección de Empresas en los últimos años.

Introducción

El fenómeno de la creación del conocimiento en las organizaciones, más conocido como aprendizaje organizativo, aún no dispone de una aproximación teórica descriptiva de carácter general.

A lo largo de la última década han sido muchos los trabajos que han pretendido analizar los procesos de creación de conocimiento (Nonaka, 1991; Kogut y Zander, 1992; Hedlund, 1994; Nonaka y Takeuchi, 1995; Crossan, Lane y White, 1999; Sanchez, 2001; Bueno, 2002; Zollo y Winter, 2002). Conviene, por tanto, realizar una breve revisión de los principales avances que se han conseguido en estos años, así como señalar las lagunas que aún permanecen pendientes de resolución.

Revisión de la literatura sobre creación de conocimiento y aprendizaje organizativo

En el trabajo de Kogut y Zander (1992), aunque no se menciona de forma expresa, ya puede apreciarse la relación existente entre las dos perspectivas que se pueden asumir para el análisis del conocimiento. Por una parte, puede observarse una perspectiva estática, de fondos de conocimiento o de capital intelectual, cuando se determinan los conocimientos (información y saber hacer, según estos autores) que son responsables de las ventas de la empresa en los mercados actuales, y cuando se analiza qué conocimientos pueden constituir oportunidades tecnológicas y organizativas, que deriven en oportunidades de mercado futuras. Por otra parte, puede apreciarse una perspectiva dinámica de análisis, relacionada con la creación de conocimiento o el aprendizaje organizativo, cuando se estudian las capacidades de combinación que tiene la empresa para sintetizar procesos de aprendizaje desde su interior o exterior.

Kogut y Zander (1992) respetan también la llamada dimensión epistemológica del conocimiento (Polanyi, 1966) cuando hablan de información y saber hacer, ya que definen estos términos de manera muy cercana a lo que se conoce por conocimiento explícito y conocimiento tácito, respectivamente. Así mismo, también Hedlund (1994) se adhiere a esta corriente cuando habla de conocimiento tácito y conocimiento articulado.

El tratamiento que realizan Nonaka y Takeuchi (1995) en el modelo SECI supone la consideración de todas las posibles combinaciones de creación de conocimiento que pueden tener lugar de acuerdo a la distinción entre tácito y explícito. Este modelo realiza un análisis completo de la creación de conocimiento de acuerdo a la dimensión epistemológica del mismo. Sin embargo, no resuelve el aspecto ontológico del proceso de aprendizaje. Aunque los japoneses mencionan los distintos niveles ontológicos, distinguiendo entre conocimiento individual, grupal, organizativo e inter-organizativo, se limitan a indicar que el flujo de conocimiento que se produce de unos niveles a otros se conduce mediante un proceso de "amplificación organizativa", que junto a los cuatro procesos epistemológicos básicos del SECI forman la "espiral del conocimiento", que debe desarrollar toda empresa creadora de conocimiento. No se especifica cómo se produce esta espiral de amplificación organizativa basada en el modelo SECI que, por su propia definición, parecería más acertado calificar de ciclo o bucle de creación de conocimiento, ya que se realimenta a sí mismo, pero que no puede crecer de manera espiroidal a no ser que tomemos en consideración la dimensión ontológica del conocimiento.

Zollo y Winter (2002) realizan una aproximación muy similar, basada también en cuatro procesos de transformación del conocimiento (variación, selección, réplica y retención), fácilmente identificables con los procesos básicos del SECI. Sin embargo, la interacción que tiene lugar entre estos procesos se denomina directamente ciclo evolutivo, en el cual se introduce como factor desencadenante del mismo la realimentación y los estímulos externos al organismo que desarrolla el nuevo conocimiento. Se abre, por tanto, la posibilidad de que otros agentes o niveles de conocimiento lleven a la creación de conocimiento por parte de una entidad concreta.

El primer trabajo que intenta abordar de manera simultánea la dimensión epistemológica y la ontológica es el de Hedlund (1994). Sus procesos de reflexión y diálogo constituyen un intento riguroso de explicar la interacción entre el carácter tácito del conocimiento y las distintas entidades creadoras de conocimiento. La reflexión se compone de articulación e internalización, procesos similares a la externalización e internalización del SECI, y representa los cambios de naturaleza epistemológica que puede sufrir el conocimiento. El diálogo, compuesto por la extensión y apropiación, plasma los procesos de amplificación y realimentación organizativa, permitiendo el análisis de los cambios en el carácter ontológico del conocimiento. Además, este trabajo también permite la consideración de aspectos tanto estáticos como dinámicos, pues mediante la consideración de la asimilación y la diseminación puede contemplarse el papel de los fondos de conocimientos tácitos y explícitos como insumo y resultado del proceso de creación de conocimiento. El modelo de Hedlund (1994) representa avances radicales en el estudio del proceso que Nonaka y Takeuchi (1995) denominaban "amplificación organizativa". No obstante, este trabajo deja pendiente una cuestión de gran relevancia; ¿existe algún proceso que permite que el conocimiento sufra cambios ontológicos y epistemológicos al mismo tiempo?

Crossan, Lane y White (1999) mencionan en sus premisas básicas que el aprendizaje se realiza en múltiples niveles, los cuales se relacionan mediante una serie de procesos sociales y psicológicos, tratados en el modelo de las 4 I's. Gracias al modelo SECI, al modelo de las 4 I's y, muy especialmente, gracias al modelo de categorías y procesos de transformación del conocimiento de Hedlund (1994), tenemos la posibilidad de comprender que los procesos mediante los que se produce la creación de conocimiento deben tomar en consideración las dos dimensiones principales de este concepto, la epistemológica y la ontológica.

El hecho de que el modelo de las 4 I's tenga en consideración el aprendizaje mediante distintos niveles unidos a través de procesos particulares es muy importante. No obstante, los procesos que describen estos autores para realizar el tratamiento del paso entre niveles, dejan de lado, al menos de manera expresa, la epistemología, lo que supone un retroceso respecto a aportaciones anteriores como las de Kogut y Zander (1992), Hedlund (1994) o Nonaka y Takeuchi (1995). La contribución esencial de Crossan, Lane y White (1999) reside, por tanto, en conceder a la lógica de niveles o entidades creadoras de conocimiento la importancia que merece, y en establecer la guía o tipología básica para los procesos que tienen lugar entre distintos niveles ontológicos. Se trata, en definitiva, de un intento de profundizar en las ideas de Hedlund (1994), buscando un mayor detalle sobre los procesos ontológicos básicos de creación de conocimiento.

La distinción entre procesos que apoyan la exploración de nuevos territorios para el conocimiento y de procesos encaminados a la explotación de los dominios de conocimiento actuales, que se realiza a través de los procesos de alimentación o "hacia delante" (feed-forward) y de realimentación o "hacia atrás" (feedback), avanza en el camino hacia la comprensión de ese fenómeno que Nonaka y Takeuchi (1995) denominaban "amplificación organizativa" dándole un doble sentido, no sólo mediante la lógica incremental o amplificadora, sino también mediante la reductora o de realimentación. Tanto las aportaciones de Hedlund (1994), como las de Crossan, Lane y White (1999) y Sánchez (2001) se mueven en un mismo sentido.

El modelo de los cinco ciclos de aprendizaje (Sánchez, 2001), ahonda en el tratamiento dinámico del proceso de creación de conocimiento, interesándose de manera especial en las relaciones que constituyen el tránsito desde un nivel ontológico a otro. Aunque Sánchez (2001) también omite el estudio deliberado de la dimensión epistemológica, en el tratamiento de la creación de conocimiento desde una óptica ontológica incorpora una novedad que avanza en la brecha abierta por estudios previos: distingue un ciclo de aprendizaje propio para cada una de las entidades o niveles ontológicos, así como ciclos entre las distintas entidades. Esto nos permite progresar en la comprensión de qué tipos de procesos creadores de conocimiento podemos tener en la organización. Gracias a la aportación de Sánchez (2001) alcanzamos a ver que existen procesos internos en cada nivel de la empresa, y también procesos entre niveles, que relacionan las distintas entidades ontológicas, añadiendo un mayor detalle en el análisis respecto al que se había alcanzado en los estudios de Hedlund (1994).

Tanto el trabajo de Crossan, Lane y White (1999) como el de Sánchez (2001) suponen importantes avances en el estudio de las relaciones o procesos de creación de conocimiento intra y entre niveles ontológicos. Sin embargo, ambas propuestas terminan su estudio con el nivel organizativo, olvidando la importancia que pueden tener para la creación de conocimiento las relaciones de la empresa con agentes de su entorno. El nivel inter-organizativo recibe, mediante amplificación (en este caso extra-organizativa) conocimiento del interior de la empresa, pero aún más importante es el hecho de que la organización y los distintos niveles que la componen reciben, mediante captación o lo que hemos denominado realimentación, conocimientos valiosos de su entorno. Zollo y Winter (2002) destacan la importancia del medio externo, al que atribuyen dos papeles primordiales: 1) el suministro de estímulos e insumos para las reflexiones internas sobre la aplicación de mejoras sobre las rutinas existentes, y 2) la actuación como mecanismo de selección en el sentido evolutivo clásico, pues el entorno es el que ofrece realimentación sobre el valor y viabilidad de los comportamientos actuales de la organización. La relevancia del nivel inter-organizativo no ha sido ignorada por la literatura, pues son varios los autores que han destacado la importancia que tiene la captación de conocimiento de otros agentes. Por ejemplo, Nonaka, Reinmoeller y Senoo (1998) han subrayado el papel del conocimiento que poseen los clientes, Hall y Andriani (1998) el de los proveedores en el contexto de la cadena de suministros y Grant (1995), Olk (1998) o Lipparini y Fratocchi (1999) el de los socios o aliados en el caso de acuerdos de cooperación empresarial.

Conclusiones

A la vista de los logros conseguidos y cuestiones que dejan pendientes de resolución los modelos analizados, podemos señalar que un modelo completo acerca de los procesos creadores de conocimiento deberá: a) contemplar en su análisis la naturaleza del conocimiento, de acuerdo a la dimensión epistemológica del mismo; b) incluir en su estructura las distintas entidades o niveles ontológicos susceptibles del desarrollo de conocimiento; c) explicar los procesos que se produzcan en el interior de cada uno de los niveles anteriormente citados; d) analizar los procesos o relaciones que tengan lugar entre los distintos niveles; y e) aplicar la "lógica dual" a los procesos entre niveles, de manera que se distingan procesos de amplificación y procesos de realimentación que permitan lograr el "equilibrio cognitivo dinámico" del que habla Sánchez (2001).

Bibliografía

BUENO, E. (2002), "Enfoques Principales y Tendencias en Dirección del Conocimiento (Knowledge Management)", en HERNÁNDEZ, R. (ed.) (2002): Gestión del Conocimiento: Desarrollos Teóricos y Aplicaciones, edición La Coria, Fundación Xavier de Salas, Cáceres.

CROSSAN, M.M.; LANE, H.W.; WHITE, R.E. (1999), "An Organizational Learning Framework: From Intuition to Institution", Academy of Management Journal, 24 (3), pp. 522-537.

GRANT, R.M. (1995), "A Knowledge-Based Theory of Inter-Firm Collaboration", Academy of Management Journal, Special Volume: Best Papers Proceedings 1995, pp. 17-22.

HALL, R.; ANDRIANI, P. (1998), "Analysing Intangible Resources and Managing Knowledge in a Supply Chain Context", European Management Journal, 16 (6), pp. 685-697.

HEDLUND, G. (1994), "A Model of Knowledge Management and the N-Form Corporation", Strategic Management Journal, 15, pp. 73-91.

KOGUT, B.; ZANDER, U. (1992), "Knowledge of the Firm, Combinative Capabilities, and the Replication of Technology", Organization Science, 3, pp. 383-397, reproducido en FOSS, N.J. (1997), Resources, Firms and Strategies: A Reader in the Resource-Based Perspective, Oxford University Press, Nueva York, pp. 306-326.

LIPPARINI, A.; FRATOCCHI, L. (1999), "The Capabilities of the Transnational Firm: Accessing Knowledge and Leveraging Inter-Firm Relationships", European Management Journal, 17 (6), pp. 655-667.

NONAKA, I. (1991), "The Knowledge-Creating Company", Harvard Business Review, 69 (6), pp. 96-105.

NONAKA, I.; REINMOELLER, P.; SENOO, D. (1998), "The 'ART' of Knowledge: Systems to Capitalize on Market Knowledge", European Management Journal, 16 (6), pp. 673-684.

NONAKA, I.; TAKEUCHI, H. (1995), The Knowledge Creating Company: How Japanese Companies Create the Dynamics of Innovation, Oxford University Press, Nueva York.

OLK, P. (1998), "A Knowledge-Based Perspective on the Transformation of Individual-Level Relationships into Inter-Organizational Structures: The Case of R&D Consortia", European Management Journal, 16 (1), pp. 39-49.

POLANYI, M. (1966), The Tacit Dimension, Routledge and Kegan Paul, Londres.

SANCHEZ, R. (2001), Knowledge Management and Organizational Competence, Oxford University Press, Nueva York.

ZOLLO, M.; WINTER, S. (2002), "Deliberate Learning and the Evolution of Dynamic Capabilities", Organization Science, Vol. 13, N. 3, pp. 339-351.

[27.2.04] [0 comentarios] [#] [lista]

Julio Cortázar. La voz de la conciencia en los tiempos de oscuridad

El pasado día 12 de febrero se cumplió el vigésimo aniversario de la muerte en París del escritor de origen argentino Julio Cortázar. Ha sido mucho lo publicado en los días previos y posteriores a esa fecha en torno a su figura y obra, en diferentes medios y desde diferentes perspectivas. Para esta ocasión seleccionamos dos piezas que se centran quizás más en su faceta humana y personal, y en su ideario y compromiso politico, que en su vertiente literaria y creadora, tomando en consideración que, como ocurre con la mayor parte de los intelectuales, no es posible desligar aquella de las otras dimensiones del personaje.

Título: "Cortázar, un talento fuera del tiempo"
Autor: Tomás Eloy Martínez
Fuente: La Nación, 13/02/2004
URL documento: http://www.lanacion.com.ar/...

Su obra, original y comprometida con una época, se mantiene vigente

Julio Cortázar instaló el sabor de la libertad y de la utopía en una América latina resignada a los cerrojos de la opresión y de la vida gris, y mantuvo esa herencia en alto hasta el final, cuando murió como había vivido, apartado de los relámpagos del periodismo y apegado a unas pocas posesiones felices.

Ayer se cumplieron veinte años de ese tránsito. Me dicen que junto a él había, la noche de la muerte, sólo un libro con los poemas de Rubén Darío, que había sido su amor de toda la vida, y un ramo de flores enviado por las Madres de Plaza de Mayo. Hasta en esos detalles ínfimos del último día, Julio seguía siendo Julio.

Hay ciertos autores que irradian una luz irresistible, y él era uno de los mayores. Advirtió antes que nadie, ya a mediados de los años cincuenta, el feliz cambio de vientos que se avecinaba en las costumbres, en la literatura y en la política. Mi generación aprendió de Borges el sutil vaivén que hay entre ficción y realidad, a la vez que recibió el mandato de no escribir bajo el peso de los sentimientos, porque eso conducía al ripio y al fracaso. Para Cortázar, en cambio, la literatura era un juego y punto. Cada cual debía escribir como se le diera la gana. Esa súbita liberación del lenguaje, que a él le fluía con la facilidad de la respiración, encajó de modo perfecto con la atmósfera de los años sesenta.

No sé hasta qué punto se ha advertido también cuánto contribuyó Cortázar a romper con las convenciones del relato tradicional, saltándose los muros de la lengua con una insistente falta de respeto y estableciendo formas nuevas de leer y de narrar. Las inserciones de fotos, recortes y caligrafías que tanto sorprenden hoy en la obra de W. G. Sebald ya estaban hace tres décadas en La vuelta al día en ochenta mundos, Ultimo round y Los autonautas en la cosmopista.

Conocí a Julio Cortázar hace cuarenta años, cuando acababa de salir "Rayuela". Si bien el libro no había sintonizado aún con el público clamoroso que tendría en 1965 y 1966, ya era una de esas novelas de culto que instalaban palabras infrecuentes en las conversaciones. En América latina se hablaba entonces del "perseguidor", de "los tablones" y de Rocamadour con tanta complicidad como de "A Hard Day's Night" y de las otras canciones tempranas de los Beatles.

Me acuerdo muy bien de nuestro primer encuentro: fue en el vestíbulo mayor de la Unesco, a las once de la mañana del 9 de septiembre de 1964. El dato aparece en la carta a los lectores que el director del semanario Primera Plana de Buenos Aires escribió dos meses más tarde, cuando la revista le dedicó la portada, proclamándolo "el más importante escritor argentino de estos tiempos".

Yo había ido a París para entrevistarlo y, a diferencia de lo que me ha sucedido en casi todas las demás ocasiones, me costó mucho entrar en confianza. Le tenía admiración, tembloroso respeto, y él me desarmó con su calidez y su llaneza, como si no le diera importancia a ser quien era.

Durante los días que siguieron conversamos nueve, doce o tal vez más horas en el café Deux Magots, en el comedor de la Unesco y en el enorme altillo de su casa, junto a la plaza del Général Beuret, donde tenía los libros, la máquina de escribir y el saxo que tocaba por las noches. Cuando volví a Buenos Aires, escribí un artículo admirativo que ocupó cinco páginas de la revista: el más extenso que se había consagrado a un escritor.

Vi a Cortázar varias veces más, entre 1967 y 1972 en París, y a mediados de 1978 en Caracas, en la casa de Manuel Sadosky, su condiscípulo del colegio secundario. En los intervalos, intercambiamos cartas afectuosas que aludían a la patafísica, a los poemas de Lezama Lima, a las fotos de Sara Facio y Alicia D'Amico y a las canciones de "Seargent Pepper". Sin embargo, la última vez que lo vi, la política estaba en el centro de todo: las revueltas sandinistas en la Nicaragua de Somoza, el destino de Cuba, la dictadura de Videla y Massera a la que él combatió con todos los filos de su lenguaje.

Los sesenta fueron una década dominada por los vientos estructuralistas. Muchos de nosotros tendíamos a pensar entonces que no había autor sino texto y que la literatura era un mecano de palabras. La literatura era en el fondo lo mórbido, lo enfermo, y Cortázar exhalaba salud: era como el revés de la teoría. En esos años de fetiches visuales, su gallarda figura de héroe escapado de las páginas de Julio Verne construía, sin que él se diera cuenta, un personaje nuevo en la escena latinoamericana: el de un Peter Pan a salvo de las conspiraciones del tiempo, alguien inmovilizado para siempre en una fotografía de juventud, como el cuerpo muerto del Che en la batea de La Higuera. Nunca lo vi caerse por la pendiente de la solemnidad. Respiraba humor, locura, felicidad por vivir.

Me acuerdo de 1968. Era el 1º de mayo y yo andaba por la rue du Sei-ne, en París. Encontré a Cortázar con los brazos llenos de flores, sentado al sol en un café. Si no fuera por la imponencia de su estatura, me habría costado reconocerlo. Estaba tostado, su pelo era más brillante y tupido que cuatro años atrás y le había crecido, como por arte de magia, una barba espesa, oscura, que le desvanecía los signos adolescentes, pero que (es extraño) acentuaba la incandescencia de su aspecto y lo hacía, otra vez, parecer treinta años más joven de lo que era.

Me habló con entusiasmo de 62: modelo para armar, novela a la que acababa de poner fin, y de Cuba, adonde estaba por viajar. Después supe que las revueltas estudiantiles de aquel mes lo habían retenido en París, que se había desvelado con los estudiantes escribiendo graffiti en el Odeón y en los muros de la Universidad de Nanterre, y que seguía escribiendo, para variar, a todas horas, como si la alegría del mundo dependiera de sus palabras, lo que en parte era así.

Volvió a Buenos Aires antes de morir, con la esperanza de que la Argentina se lavara de sus ominosas cenizas dictatoriales y de que los desaparecidos encontraran justicia. Quienes lo vieron en aquellos días jubilosos han contado que, si bien ya estaba herido de muerte y lo sabía, desplegaba uno de esos optimismos que duran toda la eternidad. Los jóvenes lo reconocían cuando caminaba por la calle Corrientes, las madres de la Plaza de Mayo velaron sus recuerdos junto a él en sus rondas por los desaparecidos, y el público del Teatro Abierto lo aplaudió de pie durante diez minutos que lo hicieron llorar.

Tal como suponía Sartre, todos los intelectuales viven dudando entre ser fieles a lo que ellos quieren hacer con su época o a lo que su época quiere hacer con ellos. En Cortázar se daban los dos prodigios: el de un oído finísimo al que no se le escapaba el menor diapasón de la historia y el de un talento tan vivo como para cambiar la vida de los demás con lo que escribía.

En la Argentina al menos, y quiero creer que también en otras partes, él fue su época, con la misma fuerza con que Gardel fue los años veinte. Los lectores pasan y Cortázar sigue escribiendo mejor cada día. Pronto va a cumplir noventa años, pero todavía es un adolescente que, como los dioses, está destinado a no morir.

[Fin del artículo]

En Cortázar íntimo (El País, 25/01/2004), Pepa Roma repasa algunos aspectos inéditos del pensamiento y del pulso vital de Cortázar, puestos de manifiesto por la correspondencia que entre 1970 y 1976 mantuvo con la poeta cubana Isel Rivero, con la que le unió una estrecha amistad; amistad que sin embargo tuvo su contrapunto en determinadas posiciones políticas divergentes, como se menciona en el siguiente destacado del artículo. A este respecto me parece muy significativo y elocuente el último párrafo...

Compromiso político

Las cartas a su amiga Isel Rivero revelan aspectos inéditos del escritor en el vigésimo aniversario de su muerte

Es el compromiso político lo que ocupa gran parte del tiempo y las preocupaciones del escritor, sobre todo a partir del golpe contra Allende en Chile.

Cortázar recibe y ayuda a exiliados chilenos que llegan a París. Viaja constantemente a Argentina, Chile, Ecuador, Perú, Brasil, Cuba. Da conferencias, cursillos, uno de ellos en Cuba, previsto en diciembre de 1971, "para hacer un seminario sobre el cuento, paralelo a otro que hará Vargas Llosa sobre la novela. Los dos aceptamos esa invitación porque es lo mejor que podemos darle a la revolución". Eran tiempos en los que Cuba todavía suscitaba el apoyo de la mayor parte de intelectuales, a pesar de contar ya con poetas represaliados.

No es que Cortázar careciese de dudas sobre el rumbo que estaba tomando la revolución cubana: "Necesito tiempo para analizar, prever, decantar... los burócratas y los resentidos y los mediocres se atrincheran y un buen día son ellos los que mandan la parada... todo me obliga a pensar que jamás volveré a poner los pies en el caimancito que tanto amo", escribe al regreso de uno de sus viajes a la isla en mayo de 1971. Pero siempre termina reconciliándose con Cuba: "El lado negativo se hace sentir fuertemente (militarización, lucha contra la imaginación, cansancio de los que podrían decir y hacer, subdesarrollo inevitable en materias morales, etcétera), pero a la vez sigue habiendo lo otro, esa vitalidad fabulosa que permite "echar p'alante" frente a cosas que hubieran acabado con otros procesos análogos, la innegable honradez y buena voluntad de muchos de los que siguen cerca de Fidel... Frente a lo que está ocurriendo en Brasil, en Uruguay y en la Argentina, tu isla me sigue pareciendo un ejemplo inquebrantable de tentativa hacia la luz, aunque, como es sabido..., cuanto más fuerte es la luz, más duras y ásperas y negras son las sombras", escribe en 1972.

Se trata de una posición política con la que está en desacuerdo Isel Rivero, quien, a pesar de destacar como joven promesa de la poesía cubana, había escogido el camino del exilio. "Eso fue motivo de divergencia y terminó por distanciarnos, especialmente después del caso del poeta Padilla", reconoce Isel.

El mismo Cortázar es consciente de esas divergencias cuando acusa a su amiga en una de sus cartas: "Siento que los árboles no te dejan ver el bosque, en todo caso en lo que se refiere a tu país: sin la revolución cubana, con todos sus defectos y falencias y tonterías y machismos baratos y lo que quieras, no podríamos ni siquiera abrir la boca en América Latina... y aunque puedo coincidir con vos en que las cosas que me muestras son malas y condenables y hay que condenarlas..., creo también que tú y muchas otras personas honestas e inteligentes harían mejor en arrimar el hombro a lo positivo, que es mucho y visible, en vez de mostrarse hipersensibilizados a lo negativo".

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La industria proclama su apoyo al desarrollo de la 'web' semántica

Fecha de publicación/fuente: 19/02/2004, CiberP@ís

El consorcio World Wide Web (W3C) que lidera Tim Berners-Lee hizo pública la semana pasada las recomendaciones técnicas para la construcción de la web semántica.

La nota iba acompañada por el apoyo expreso de los más grandes apellidos de la industria con la significativa excepción de Microsoft. Suscribieron el anuncio desde Adobe e IBM a HP o Sun pasando por Fujitsu, Nokia o Boeing, además de instituciones universitarias o gubernamentales como DARPA. La web parte de que ahora los ordenadores dialogan con personas. Con la web semántica se trataría de que los ordenadores pudieran dialogar con otros ordenadores. Para ello es preciso que los contenidos se introduzcan en las páginas web utilizando un programa de escritura de webs semánticas.

Como cualquier proceso de fijación de un estándar, la arquitectura de la web semántica necesita el acuerdo de los productores de contenidos para ajustarse a las reglas comunes.

El comunicado del W3C muestra la existencia de este acuerdo.

La 'web' semántica es neutral con respecto al idioma que se utilice

Un primer paso fue el XML, que establece sistemas comunes de etiquetado de los contenidos, La segunda herramienta es el RDF, un conjunto de reglas que permiten informaciones descriptivas simples. XML es la sintaxis y RDF, la semántica. La tercera herramienta son las ontologías que fijan el tesaurus de un determinado sector. No es la mismo la palabra manga en el cómic que en la confección. Su tarea consiste en eliminar polisemias que pudieran entorpecer la interpretación de los contenidos.

Para Gregorio Martín, director del Instituto de Robótica, catedrático de Ciencias de la Computación de la Universidad de Valencia y miembro español del consorcio W3C, "lo importante del anuncio es el compromiso de la industria a adoptar los estándares y arquitecturas propuestas por el consorcio".

Para entender el alcance del reto, Martín pone un ejemplo cotidiano. "Hay unos 480 tipos de periféricos móviles distintos que en un momento determinado pueden hacer una interrogación a una página web. Obviamente, estos periféricos no tienen todos la misma capacidad de un ordenador y la máquina servidor que recibe la petición de información debe poder reconocer las capacidades de quien le pide la información para suministrarla de modo que tenga posibilidad de procesarla".

La ausencia de Microsoft no la interpreta Martín como una oposición al proyecto, sino como una cautela en espera de mayores desarrollos. "De hecho, Microsoft ha apostado por XML y su nuevo Office va en ésta línea".

La presencia de Adobe, la empresa creadora de una herramienta para documentos tan extendida como el PDF, es significativa.

La tecnología de la web semántica es neutral con respecto a los idiomas, sólo define la arquitectura de la web. Sin embargo, la construcción de las ontologías (los tesaurus, el vocabulario) puede inclinar la balanza en favor de un idioma u otro en función del peso de cada uno de ellos en el sector que establezca el vocabulario.

Es previsible, por ejemplo, que en el ámbito científico las ontologías en inglés se desarrollen más rápido y extensamente que en castellano.

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El manuscrito Lazarraga sacude las letras vascas

Autor: Martin Anso
Fecha de publicación/fuente: 19/02/2004, diario Gara
URL documento: http://www.gara.net/...

[Añadido el 05/03/2004] Xabier Kintana, miembro de Euskaltzaindia, repasa en Sobre el manuscrito de Lazarraga (Gara, 05/03/2004), las principales aportaciones y características de este importantísimo documento desde la perspectiva de la comprensión y estudio de los orígenes y evolución del Euskara, en sus diversas formas y variantes. Parece confirmarse que dicho manuscrito tiene una importancia decisiva en el estudio filológico de esta lengua pre-indoeuropea.

Se trata de literatura profana escrita en el euskara de Araba del siglo XVI

El Salón del Trono de la Diputación de Gipuzkoa acogió ayer la presentación «en sociedad» del manuscrito Lazarraga, recientemente adquirido por el ente foral. Es un libro que Juan Pérez de Lazarraga, señor de la torre de Larrea, escribió en euskara en la segunda mitad del siglo XVI, y cuya mera existencia hasta ahora era completamente desconocida. Tanto por la temática profana que aborda ­sobre todo, prosa pastoril y poemas amorosos­ como por estar escrito en el euskara de Araba, la obra sacudirá, sin duda, la historia hasta ahora canónica de las letras vascas.

Borja de Aguinagalde, el especialista que ha hallado y autentificado el manuscrito, explicó que se encontraba «entre documentos irrelevantes, en manos de un librero anticuario de Madrid al que conozco desde hace tiempo. Probablemente se encuentra uno así sólo una vez en la vida», subrayó.

Además de por el manuscrito en sí, Aguinagalde se vio gratamente sorprendido al comprobar que su autor era, además, «un viejo conocido», Juan Pérez de Lazarraga, señor de la torre de Larrea, «autor de textos genealógicos de calidad con quien me había en encontrado ya en varios archivos privados».

Pérez de Lazarraga, coetáneo de Esteban de Garibay, era miembro de un importantísimo linaje con ramificaciones en Oñati, Zalduondo, Agurain y, en general, la Llanada alavesa.

Aguinagalde tenía constancia de que sus contemporáneos lo apodaban "El Poeta", pero eso era absolutamente insuficiente para sospechar siquiera que pudiese haber dejado el manuscrito ahora hallado, con poemas no sólo en euskara, sino incluso de un contenido que Aguinagalde calificó como «descarado».

El manuscrito, fechado en la década de 1560, consta de dos partes. La primera, la más breve, está en prosa, aunque incluye intercalados algunos versos. Es una narración en la que aparecen sirenas, caballeros, personajes mitológicos... en la línea de las novelas pastoriles que en la época estaban de moda en los reinos de España, Italia o Francia.

La segunda parte, más extensa, está compuesta de poemas. Sobre todo, poemas de amor ­«de amor y desamor»­ dedicados a mujeres del entorno de la torre de Larrea, a mujeres de Barrundia, Asparrena, Luzuriaga Langarika... También incluye uno, fechado en 1564, sobre la quema de Agurain, así como alguno de temática religiosa.

Joseba Lakarra, miembro del Seminario de Filología Vasca Julio de Urkixo y profesor de la UPV, ha hecho ya un estudio preliminar del manuscrito y, según manifestó ayer durante el acto de presentación, se trata de un hallazgo importantísimo «con el que ni siquiera nos hubiésemos atrevido a soñar».

No sólo por hallarse en euskara, sino por hallarse en euskara de la parte nororiental de Araba, además de por su contenido literario, el manuscrito está llamado, en opinión de Joseba Lakarra, a jugar un papel importantísimo en la investigación de la historia de la literatura y la lengua vascas. «Tanto por su cantidad como por su calidad», subrayó.

Para justificar esta afirmación desde el punto de vista de la literatura, recordó que el euskara escrito es tardío y escaso. Hasta 1630, en que, con Etxeberri de Ziburu se suele establecer convencionalmente el límite entre el euskara arcaico y el euskara clásico, los autores con obra impresa se pueden contar con los dedos de una mano: Etxepare, que publica "Linguae Vasconum Primitiae" en 1545; Leizarraga y su nuevo testamento de 1571; el anónimo autor de "Refranes y sentencias", de 1596; y las doctrinas de Betolaza (1596); Materre (1617) y Beriain (1621-1626). Con la excepción de Etxepare, prácticamente todo es prosa religiosa, en línea con las directrices de la contrarreforma emanada de Trento. Y, sin embargo, Pérez de Lazarraga, en la primera parte de su manuscrito, escribe una narración de temática absolutamente profana. En el sur de Euskal Herria habrá que esperar más de dos siglos, hasta el "Peru Abarka" de Mogel, para encontrar algo parecido. Sin duda igual de «rompedores» pueden resultar los poemas amorosos.

En cuanto a la importancia del manuscrito desde el punto de vista filológico, Lakarra destacó que está escrito en euskara de Araba «muy arcaico». Un «euskalki» que, lógicamente, estuvo íntimamente relacionado con los otros «euskalkis» de su entorno, pero, sin duda, autónomo. «De este euskara apenas existían hasta ahora muestras que, en conjunto, llegaban a la media docena de páginas; ahora, en cambio, nos encontramos con cien de repente».

Lakarra destacó las inmensas posibilidades que el manuscrito abre a la investigación. «Aquí hay trabajo para muchos, muchos años. Antes de hacer una edición crítica, será preciso hacer una facsímil y otra paleográfica. También caben las ediciones parciales, y el campo de investigación desde el ámbito literario es inmenso», declaró.

Las expectativas que ha creado el manuscrito hicieron que, además del diputado general, José Juan González de Txabarri, fueran numerosas las personalidades de la cultura vasca que se acercaron a la Diputación para conocer de primera mano las informaciones preliminares sobre el manuscrito de Lazarraga. Entre ellas estaban Jean Haritschelhar, Pierres Xarrinton, Dionisio Amundarain, Paulo Agirrebalzategi, Jesús Altuna y Txillardegi.

Puede consultarse ya en la red

Dadas las expectativas que ha generado el inusitado hallazgo del manuscrito de Juan Pérez de Lazarraga, la Diputación de Gipuzkoa ha creído conveniente colocarlo en la red al alcance tanto de los investigadores interesados como de los euskaltzales que, simplemente, sientan curiosidad. Puede hallarse en la dirección www.gipuzkoakultura.net/lazarraga. Puede considerarse como un aperitivo a la espera de que lleguen las ediciones debidamente transcritas y con el correspondiente aparato crítico.

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Louis Lucien Bonaparte (1813-1891)

Autora: Arantzatu Amezaga Iribarren
Fecha de publicación/fuente: 13/02/2004, diario Deia
URL documento: http://www.deia.com/...

Era familia del emperador corso, francés y europeo, Napoleón Bonaparte (1769-1821) y, se crió fuera de Francia, entre Inglaterra y Estados Unidos, donde se educó con refinamiento. Como era hombre de fortuna (el saqueo de Europa proporcionó dividendos a la familia) se permitió reunir una excelente biblioteca y realizar viajes pero, sobre todo, dedicarse de lleno a su gran pasión: la Filología. Como tantos otros estudiosos europeos, al encontrarse con el fenómeno de la Lengua Vasca, Bonaparte se siente impulsado a conocerla, empujado por el espíritu de Wilhelm Humboldt (1767-1835) que descubrió para la Filología el admirable espíritu del euskara y, de otros coetáneos, como el reputado bibliotecario Julien Vinson (1843-1926), primer hacedor de una bibliografía de las obras en euskara; el impulsivo inglés Edward Spencer Dodgson (1857-1922) que decía: "... los labios vascos se mueven a través de una corriente eléctrica... misterio... que cada palabra pueda contar su historia... ez ikusi, ez ikasi: itxasoak adarrik ez... el euskara es una maroma profunda y fornida con sus cien oscuras ramas succionando el recuerdo y, si un poco más de cuidado y arte le fuera aplicado, tendría las ramas por muchas centurias venideras, siempre verdes...", y de otros muchos científicos europeos, que andaban en la tarea de organizar el esquema de las lenguas. Todos ellos, sin excepción, deteniéndose ante el singular caso de la Lengua Vasca, con admiración, perplejidad y respeto.

Bonaparte se dedicó no sólo a aprender el euskara, lo que hizo bien, sino a mantener con los párrocos de Euskal Herria, más monolingüe que hoy en su lengua maternal, una voluminosa correspondencia, incluso visitas personales, para ir cotejando las diferencias dialectales. Largo sería contar las incursiones de Bonaparte a Markina, su contacto con los Mogel, su dedicación a los sermones en el euskara altonavarro del párroco de Elkano, Joaquín de Lizarraga.

Tal era su afán que tradujo partes de la Biblia. Tenemos el Caticum Trium Puerorum in XI Vasconicae lingua ialectos ac varietes versum, al que además de traducir, coteja, y como el título indica, en once dialectos vascos, entre ellos, tres de Navarra, uno el roncalés, hoy extinto. Esta publicación vio su primera edición en 1858, editado por el afamado George Barclay y, se presentaba, encuadernado con gran lujo, con el escudo imperial de la casa Bonaparte, en la portada. Además, Bonaparte publicó el Cantar de los Cantares de Salomón, traducido a, lo que él llama, el vasco guipuzcoano, alentando a la pervivencia del euskara, del que estaba enamorado, y su confianza en que un idioma de semejante riqueza, ya que podía traducir la propia Biblia, en su Antiguo Testamento, y los complejos y bellísimos cánticos de Salomón, obra cumbre de la literatura de todos los tiempos, no sería dejado a morir. Y menos por los suyos.

Entregado a sus estudios filológicos, Bonaparte hizo un mapa donde ubicaba el territorio del euskara, con una distribución del idioma en el espacio donde se hablaba y, aunque las fronteras puedan separar los pueblos, el viejo idioma unía irremediablemente a los pueblos vascos. No contaba nuestro erudito príncipe-filólogo con la Barcina, alcaldesa de Pamplona, quien disponiendo arbitrariamente del dinero de los navarros como propio, quita subvención a una editorial por exhibir, entre otras cosas, en una exposición itinerante, el mapa de Lucien Bonaparte, hecho en 1863, y propiedad de la Diputación de Navarra. Observando que Sabino Arana Goiri, nacido en 1865, no pudo influir a Bonaparte, presenta, unidos por el idioma común, a Navarra junto a Bizkaia, Gipuzkoa, Araba, Lapurdi, la Baja Navarra y Zuberoa.

Mucho se podría añadir sobre esta nueva barbaridad cultural de quien detenta un cargo público pero, lo fragante del tema no resta, en este breve acomodo de un artículo periodístico, en la indignación que debiera brotar de cada uno de nosotros, seamos o no nacionalistas, por atentar contra el espíritu de la cultura europea, contra un idioma a quien Europa reclama mayor atención, precisamente a Navarra, desde la Oficina de Lenguas Minoritarias, asombrada y abochornada, como han hecho público, del comportamiento institucional y, contra los hechos históricos pues les guste o no, Navarra forma parte de Euskal Herria por el nexo inevitable de una lengua que le da nombre y que denomina a sus ríos, montes, pueblos y determina los apellidos de sus gentes, excepto claro está, a los nacidos en Burgos, que tienen el suyo propio.

No entiendo cómo ante este nuevo atentado violento que hace victima a una personalidad reconocida en el ámbito europeo (su biblioteca se la disputaron las más afamadas bibliotecas sajonas) no se levantan voces de espanto por el atropello en sí mismo pero, sobre todo, por el lamentable espectáculo de la incultura de un funcionario público. Siendo representación de la ciudad, nos rebaja a todos o lo quiere hacer, que es lo mismo. Aunque a ese foso no me dejo arrastrar. La incultura es una forma de barbarie.

Dice el viejo refrán de nuestro pueblo, recogido por Estevan de Garibay y Zamalloa (1525-1599), quien también une la identidad de Navarra a la de los otros pueblos vascos, para tormento de las Barcinas de todos los tiempos: Garean Gareana lege, seamos como somos. Es ésa la única riqueza que tiene el hombre como especie, mostrar la diversidad en la interrelación, afán de avance y progreso por la aportación de ideas nuevas, nacida de cada una de las vivencias de los miembros de las comunidades, en definitiva, continuar con el empuje que nos hizo salir del cómodo refugio de la cueva primigenia para lanzarnos a la aventura incierta de alcanzar las estrellas.

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Contenidos y metacontenidos en la edición digital

Autores: Joseba Abaitua et al. (Grupo DELi)
Fuente: Letras de Deusto 100:11-52, julio-septiembre 2003
Tema: edición digital, gestión de contenidos, metadatos, metacontenidos
URL documento: http://sirio.deusto.es/...

Los siguientes párrafos se corresponden con el resumen y la introducción que acompañan al documento referenciado, disponible en formato PDF y PPT. Sobre el tema abordado, documentos electrónicos y metadatos para describirlos y representarlos, ver también la ponencia "Análisis documental en Internet: los metadatos" presentada por Purificación Moscoso (Facultad de Documentación, Universidad de Alcalá) en las jornadas "Bibliotecas y centros de Documentación: Internet para bibliotecarios y documentalistas" (julio 2001).

Resumen

Los lenguajes de anotación basados en SGML/XML han propiciado un cambio revolucionario en los métodos de edición tradicional y constituyen el fundamento de la edición digital moderna. El artículo define los conceptos de metadato y metacontenido y reseña las principales iniciativas actuales de gestión de metacontenidos. En el campo filológico se introduce TEI; en el área de Internet se habla de DCMI, RDF, así como de la web semántica; en el terreno de la traducción se citan TMX y XLIFF; y, por último, en el ámbito de la recopilación y sindicación de metacontenidos, se presentan OCS y OAI. De esta manera el artículo ofrece un repaso amplio y representativo de las principales líneas de actuación en la gestión de contenidos y metacontenidos en el marco de la edición digital.

Introducción

En el desarrollo de las técnicas de edición digital modernas se recogen aportaciones procedentes de disciplinas como la filología, la lingüística, la informática, o la biblioteconomía y todas ellas confluyen en el uso del metalenguaje SGML/XML. La evolución de los procesadores de texto y de otras herramientas de maquetación digital, que representan el área más visible de convergencia entre la informática y el trabajo editorial, ofrecía hasta fechas recientes resultados decepcionantes (con la única excepción del sistema de edición basado en TeX/LaTeX, de Knuth, 1984). Sowa (2000) lo expresa de esta manera:

"Por desgracia, la mayoría de los procesadores de texto sólo abarcan un subconjunto pequeño de la sintaxis y han producido lo que St. Laurent (1999) llama el desastre de WYSIWYG: 'El texto plano, por muy tosco que pueda parecer, es mucho más manejable que el resultado de un procesador de texto o maquetador cualquiera'. En la práctica, el eslogan 'What you see is what you get' significa en realidad WYSIAYG: 'What you see is all you get.' El texto está tan sobrecargado con códigos de formato que no queda sitio para la semántica o la pragmática. El formato Rich Text Format (RTF) es paradójicamente la forma de representación semántica de texto más pobre que existe. El formato es un aspecto del texto que lo hace parecer bonito, pero que falla en lo cuestión fundamental de lo que significa."

Por fortuna, a finales de la década de los ochenta se diseñó SGML con unos postulados innovadores en el terreno del tratamiento documental. Para empezar, SGML expresa de manera clara la separación entre formato y contenidos, lo que permite tratar el problema del significado de manera independiente. La gestión de contenidos es precisamente el aspecto que más se beneficia de las tecnologías de la información. Veremos en este artículo las importantes consecuencias que ello conlleva en el marco general de la edición y publicación de textos electrónicos; sobre todo a partir de la explosión de contenidos propiciada por la web.

El segundo apartado de este artículo aborda una serie de conceptos básicos que son necesarios para comprender mejor las implicaciones de los nuevos enfoques de la edición digital. Se reseñará XML, sucesor directo de SGML, como metalenguaje estándar y fundamento de toda la actividad actual. Junto a XML se explicarán las nociones de metalenguaje y metadato. En el tercer apartado se introducirá el principal hito en el uso de metacontenidos en el terreno filológico, la Text Encoding Initiative (TEI). Pero TEI no agota el abanico de actividades y por ello en el apartado cuarto se presentan otras iniciativas de metadatos que han surgido en el área de Internet: DCMI, RDF y la web semántica. El apartado quinto se ocupa de dos estándares para el intercambio de información en el campo de las traducciones: TMX y XLIFF. Por último, en el apartado sexto se describen iniciativas para la recopilación y sindicación de metacontenidos, OCS y OAI, que representan un área de actividad que tendrá mucho que aportar en los próximos años.

De esta manera, el artículo ofrece un repaso amplio y representativo de las principales líneas de actuación en la gestión de contenidos en el marco de la edición digital.

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Ligue en la biblioteca

Autor: Vicente Verdú
Fecha de publicación/fuente: 06/02/2004, El País
Tema: biblioteca pública, difusión de la lectura

Una de las profesiones más ingratas, de acuerdo a la marcha de las cosas, es la del bibliotecario. En general, a la biblioteca apenas acude nadie y quienes la visitan son cada vez gentes más raras, calvas, marginales o conminadas por alguna obligación circunstancial. Los investigadores decrecen día a día y los interesados por los volúmenes de otro tiempo se encuentran en trance de inmolación. Toda la biblioteca realmente viva de la actualidad se encuentra patinando sobre la satinada superficie de los mostradores de los grandes almacenes y destinada a la inmediata destrucción.

Los umbríos o solemnes recintos de la gran biblioteca tradicional han quedado coagulados como mausoleos y no hay, incluso bajo la nueva arquitectura de ventanales diáfanos, grandes esperanzas que iluminen el porvenir. Sin embargo (y acaso pueda parecer paradójico) en estos días no cabe ni un alfiler en las bibliotecas de España. La demanda de plazas es tan alta estas fechas que algunas se han visto reclamadas a permanecer abiertas 24 horas sobre 24, como las tiendas Alpaso, los peep-shows y los Opencor. ¿Explicación? Radica en la excitante proximidad de los exámenes de febrero, de tal manera que el ambientazo juvenil en estos espacios puede compararse ahora a las atmósferas de tensión y sexo que despiden, aunque más ruidosamente, las fiestas rave.

Entre las seis motivaciones principales que la bibliotecaria catalana, Merce Escardó, reconoce hoy entre los usuarios de la institución, la tercera se relaciona con los fuertes anhelos humanos de lograr conversación (en un espacio supuestamente de total silencio) y, la quinta, hace referencia al deseo de conseguir ligar. La peculiaridad del recinto atrae a una clase de personalidad que no es fácil hallar en el montón pero también, y ¿quien duda que acaso los más retraídos, los rata de biblioteca, necesitan un hábitat para progresar? En estos días, sin embargo, la naturaleza bibliotecaria es plural y la orgía, en tomo al libro o a los apuntes, completa. Mercé Escardó cuenta que, a menudo, cuando ella o sus colegas presentan sus vindicaciones a la Administración bien referidas a organización o a presupuestos, la respuesta de la autoridad suele ser ésta: "¿Cómo pueden ustedes quejarse de la situación e intentar cambiar algo si las salas están, por momentos, abarrotadas?".

La realidad, efectivamente, es que lo menos importante para esta aglomeración ocasional son los libros dispuestos en los anaqueles. Para que ese depósito no sea tan sólo un inerte decorado de fondo es preciso desplegar un esfuerzo de imaginación o fantasía, dice Escardó en La biblioteca, un espacio de convivencia (Anaya), que no acabará nunca. Su obra es, de hecho, un manifiesto general y un relato particular de las surtidas experiencias ensayadas en la Biblioteca Can Butjosa de Parets del Vallès, donde el centro ha llegado a alcanzar la condición de estimulante afectivo entre los jóvenes, los niños y todos los demás. No es poco el ingenio que esta autora ha derrochado para implicar a los vecinos en la biblioteca pública ni tampoco escasa la magia con la que ha entrecruzado, a través de diferentes hilos, la realidad inmediata con la eventual ficción. Viajes, competiciones, transfiguraciones, adivinanzas, excursiones. El conocimiento de los libros se entremezcla con el saber rural y los cuentos se intercambian con los chismes del barrio. De esa manera, como suele suceder hoy con el suave aprendizaje audiovisual, a la lectura se accede sin martirios y se asume fluidamente como una sustancia adquirida para vivir mejor. Muchos de los grandes bibliotecarios escritores que han trabajado en empeños parecidos y una selecta cohorte de autores críticos, desde Ivan Illich a Neil Postman o Edgar Morin, se relacionan, a través de una bibliografía comentada, al final de este libro nacido de la relación con una pequeña comunidad y del colorado corazón del oficio. ¿Una ilusión ingenua la de inducir a leer? La misma autora habla de su tarea como una niña: "Siempre que reflexiono sobre cómo llegué a trabajar en la Biblioteca Infantil y Juvenil de Can Butjosa he de admitir que fue responsabilidad de un hada".

[7.2.04] [0 comentarios] [#] [lista]

Bertrand Russell. Filósofo y activista

Fuente: Enciclopedia Universal de la Cultura (pp. 809-810); El Mundo / Ed. Planeta, 1996; D.L. B-25285-96
Tema: filosofía, lógica, filósofos-biografía

Bertrand Arthur William Russell nació en Trelleck, en el País de Gales, el 18 de mayo de 1872, en el seno de una familia aristocrática. Su madre murió de difteria cuando él, tercero de los hermanos, tenía dos años, y su padre, dos años después, por lo que fue educado por sus abuelos. Tuvo una infancia solitaria que siempre recordó como una etapa feliz de su vida. Su abuelo, figura muy destacada de la política inglesa, había llegado a ser primer ministro y su gran hazaña política había consistido en hacer aprobar una de las leyes que consolidó en Gran Bretaña la democracia.

Según explica Russell, en su casa sólo se apreciaba la virtud «a costa del intelecto, de la salud, de la felicidad y de cualquier bien mundano. Me rebelé contra esta atmósfera en nombre del intelecto».

A los dieciocho años, en 1890, fue a Cambridge, becado para estudiar matemáticas en el Trinity College: pasaba de un ambiente de «moralidad insana que paralizaba la inteligencia», a un mundo en el que «la inteligencia se valoraba».

Obtuvo brillantes resultados en sus estudios matemáticos, pero el interés de Russell empezó a dirigirse a la filosofía, de modo que el cuarto año universitario lo dedicó a preparar los exámenes especiales de ciencias morales, en los que obtuvo matrícula de honor.

Filosofía, lógica y compromiso político

En 1894 contrajo matrimonio con Alys Pearsall y al año siguiente obtuvo el puesto de investigador en el Trinity College, tarea que desempeñó hasta 1901. Dado que el cargo no le exigía permanecer en Cambridge, marchó con Alys a Alemania, donde estudió economía y concibió el plan de escribir dos series de libros, una sobre «la filosofía de las ciencias» y otra sobre «cuestiones sociales y políticas».

En 1900 asistió al Congreso Internacional de Filosofía de Roma, donde conoció al matemático italiano Giusseppe Peano. Desde este momento, su filosofía adquirió una nueva dirección que le llevó a analizar las nociones fundamentales de la matemática, tarea que quedó plasmada en su primera obra fundamental, los Principia Mathematica, tres volúmenes escritos en colaboración con su antiguo profesor y eminente filósofo, A. N. Withehead, y publicados entre 1910 y 1913, en los que desarrolló la tesis de que la lógica y la matemática son idénticas. De 1907 a 1910, Russell trabajó en esta obra y en ella dio respuesta, gracias a la teoría de los tipos, a la grave crisis de fundamentos que afectaba a la teoría de conjuntos, abriendo un nuevo campo a la lógica formal, que le concedió el rango científico fundamental de que goza actualmente. El estallido de la I Guerra Mundial le causó un fuerte impacto emocional -«pensé que era una locura y un crimen»- y se opuso a ella rotundamente, aun a costa de quedar aislado políticamente.

Amor a la libertad

Su actitud política le acarreó serias dificultades. Fue expulsado de su puesto en el Trinity College y el gobierno británico le negó el pasaporte para ir a Harvard, Estados Unidos. Además, fue condenado a seis meses de cárcel por escribir un libro contra los norteamericanos.

Acabada la guerra, Russell viajó y dio conferencias por todo el mundo. Uno de esos viajes, realizado en 1920, tuvo como destino la Unión Soviética y fue calificado por él mismo de «momento decisivo en mi vida». Tras mantener largas conversaciones con Lenin y otros dirigentes, llegó a la conclusión de que aquel régimen «era ya aborrecible y que llegaría a serio aún más [...]. Llegué a la conclusión de que todo lo que se estaba haciendo e intentando era totalmente contrario a lo que pudiera desear cualquier persona que tuviese una concepción liberal [...]. Encontré el origen del mal en un desprecio por la libertad y por la democracia, que era la conclusión natural del fanatismo». Por su oposición pública contra los bolcheviques, se distanció de los amigos con quienes se había relacionado en 1914.

Russell, que en 1903 había roto con su primera esposa y mantenía una larga relación con lady Ottoline Morrell desde 1910, contrajo nuevo matrimonio con Dora Black, tras divorciarse de Alys Pearsall aquel mismo año. Poco después nació su hijo John Conrad y, al cabo de dos años, su hija Kate. Durante estos años desarrolló una gran actividad y escribió varias obras. Entre los años 1927 y 1930 aparecieron una serie de obras que tuvieron un gran impacto, porque atentaban directamente contra los vestigios de la moral victoriana y que convirtieron a su autor en una personalidad peligrosa.

A pesar de las críticas, Russell seguía escribiendo infatigablemente y seguía desarrollando su teoría filosófica, que había bautizado con el nombre de «atomismo lógico», considerándola siempre en constante evolución, y continuaba con sus ensayos sobre problemas políticos y sociales.

El filósofo británico repartió su vida entre la investigación sobre el conocimiento humano y el ensayo político, social y moral, en el que reflejó su compromiso con la paz y la justicia.

En 1940, a raíz de una oferta para ejercer de profesor del Consejo de Educación Superior de Nueva York, se desencadenó una protesta general contra el filósofo, que fue acusado de agnosticismo, de defensa de la inmoralidad sexual, de escribir ensayos «libidinosos, injuriosos, afrodisíacos, lujuriosos, venéreos, cargados de prejuicios, falsos y amorales», y hasta de dirigir una colonia nudista. En consecuencia, las diversas universidades cancelaron sus contratos y los periódicos y las revistas se negaron a publicar sus artículos. Sólo la Universidad de Harvard mantuvo su contrato, y en ella pronunció unas conferencias que fueron editadas con el título Investigación acerca del significado y la verdad, una de sus obras filosóficas de mayor nivel.

En 1947, fue uno de los miembros de la comisión de la Unesco para establecer las bases filosóficas de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de las Naciones Unidas, junto a personalidades como Gandhi, Tagore, Croce, Huxley, Maritain y Teilhard de Chardin. El pleno reconocimiento internacional le llegó en 1950, cuando le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.

El activismo en favor de la paz y el Tribunal Russell

Durante la década de los cincuenta publicó otros libros en los que combinó la historia de su desarrollo intelectual con réplicas a las críticas de su filosofía. A partir de 1955 se dedicó a la política de modo permanente, en calidad de activista pacifista. En esta época, Russell se convirtió en uno de los líderes de la oposición a la carrera nuclear, puesto que creía que la única esperanza para la paz estaba en la renuncia al uso de las armas atómicas.

Las actividades de Russell se extendieron sin cesar. Llegó a ser presidente de la Campaña Contra el Desarme Nuclear, mantuvo correspondencia con jefes de Estado, intervino en la crisis cubana de los misiles de 1962 y en la disputa fronteriza entre China y la India. Defendió la causa de los judíos en Rusia, la de los árabes en Israel y la de los prisioneros políticos en Alemania Oriental y en Grecia. Rechazó la versión oficial del asesinato del presidente Kennedy y llegó a presidir el comité británico constituido para esclarecer las verdaderas causas del magnicidio. En 1964 creó la Fundación Bertrand Russell para la Paz, de la cual surgió el Tribunal Russell del cual fue presidente, que se dedicó a juzgar los crímenes de guerra del Vietnam.

Murió el 2 de febrero de 1970, a los noventa y siete años, en Penhydendreath, en el País de Gales. Fue uno de los filósofos sin cuyo aporte no se podría entender la filosofía anglosajona de este siglo, e incluso el pensamiento occidental en general. Para él la filosofía era, principalmente, análisis lógico. Su estilo, a la vez sutil, incisivo y sencillo, dotaba de claridad admirable a los temas más abstrusos. En ética, fue emotivista. En lógica, estuvo siempre preocupado por el problema de la verdad, es decir, precisar con qué grado de certeza podemos conocer. Sus análisis del lenguaje son una búsqueda de la universalidad y un intento por separar lo objetivo de lo subjetivo, lo confuso de lo claro. Creía en las posibilidades humanizadoras de la ciencia, porque, para él, el realismo científico y su método eran una rara fuerza unificadora frente a todo fanatismo. En cuanto a sus puntos de vista sobre la religión, rechazaba ésta en tanto que dogmatismo incompatible con el razonamiento y con la objetividad. Él era un materialista radical y escéptico, mientras que la religión, afirmaba, presenta como buenos a los poderes cósmicos, pero el mundo natural y sus hechos no son buenos y, por lo tanto, no merecen el culto del hombre. Sólo los ideales del hombre merecen ser reverenciados, y éste tiene que ser consciente de que sólo cuenta con sus propios medios, en un mundo que es indiferente e incluso hostil a ellos. Pero, pese a su mirada escéptica, Russell ha sido uno de los humanistas más admirables del siglo.

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Bibliometría y Ciencias Sociales

Autora: Mª Cruz Rubio Liniers
Fuente: Clío, nº 7
Tema: indicadores bibliométricos, ciencias sociales
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En 1969 Alan Pritchard (1) fue el primero que definió el término Bibliometría como la aplicación de los métodos estadísticos y matemáticos dispuestos para definir los procesos de la comunicación escrita y la naturaleza y el desarrollo de las disciplinas científicas mediante técnicas de recuento y análisis de dicha comunicación. El tratamiento y manejo de la literatura científica por medios cuantitativos de recuento y análisis sirve no solo para analizar el volumen de publicaciones, la productividad de autores, revistas ó materias, sino también en un sentido más amplio, para el conocimiento de los procesos y la naturaleza de las Ciencias, para el que a partir de 1960 comienza a acuñarse el término Cienciometría ó Ciencia de la Ciencia.

A través de la Bibliometría es posible ver la actividad, estructura y evolución de una ciencia, cuantificar sus resultados y aplicarlos en campos como la Biblioteconomía, la Historia de las disciplinas, la sociología de las ciencias o la política científica.

La bibliometría puede dividirse en dos áreas: descriptiva, que trata de aspectos puramente cuantitativos, como distribución geográfica, documental, temática y su productividad y evaluativa, que añade a la primera estudios de evaluación de la actividad científica. Esta segunda implica técnicas estadísticas y programas informáticos de mayor complejidad, teniendo que manejarse sus resultados con cuidado, sobre todo en las Ciencias Sociales, donde factores sociales, económicos y políticos actúan sobre los indicadores bibliométricos, desviando sus resultados.

Los indicadores bibliométricos

Un indicador es un parámetro que se utiliza para evaluar cualquier actividad. Los resultados de las investigaciones de cualquier disciplina se transmiten en forma de publicaciones: libros, revistas, tesis doctorales, Actas de Congresos, informes etc. El tipo de publicaciones utilizadas para la comunicación entre especialistas, varía en las distintas ciencias. Mientras que en las llamadas Ciencias Puras el 80% se transmite a través de revistas, en las Ciencias Sociales y Humanas, predominan las monografías y compilaciones (del 50% al 80% según las áreas).

Las posibilidades de aplicación de los indicadores bibbliométricos están en relación directa con la informatización de los documentos y las ventajas ofrecidas por las Bases de Datos. Es necesario que dichas bases recojan adecuadamente la información, una de las razones por las que dichas técnicas han sido muy poco utilizadas en las Ciencias Sociales. Dadas las características más universales de las Ciencias "duras", su literatura se encuentra mucho mejor controlada en Bases de Datos internacionales de fácil acceso actualmente. El carácter menos internacional y más localista de los estudios sociales han contribuido a la dispersión de sus publicaciones, lo que dificulta cualquier análisis e impide conseguir óptimos resultados.

Otro problema reside en la falta de formación de los especialistas en Ciencias Sociales en matemáticas o estadística, lo que les ha hecho dar la espalda a estas técnicas, aduciendo los problemas de su aplicación e incluso manteniendo la imposibilidad de su uso en razón a las peculiaridades epistemológicas o metodológicas de determinadas ciencias como la Historia.

Sin embargo están claros los avances conseguidos a partir de métodos cuantitativos en el ámbito de las investigaciones históricas. La demografía histórica, la historia económica o la prosopografía son claro ejemplo de ello. No parece coherente excluir del tratamiento estadístico una disciplina social, tan "cualitativa" o "cuantitativa" en el ámbito de sus publicaciones como la economía, la educación o la sociología. El problema está en la forma de utilización de dichas técnicas bibliométricas, cuyas deficiencias, ya denunciadas desde áreas como la medicina ó la física para realizar análisis "cualitativos" están siendo en muchos casos, si no superados totalmente, sí mejorados por nuevas técnicas de análisis y nuevos indicadores gracias a las bases de datos relacionales.

Incluso un tema tan "cualitativo" e individual como el suicidio fue tratado por Durkheim a partir de técnicas estadísticas. La falta de control de las variables o la mala aplicación de los indicadores no es razón para invalidar un método reconocido y aplicado universalmente. Además la cuantificación no excluye otro tipo de análisis y una correcta interpretación de los resultados.

El objeto de estudio de la Bibliometría, ya lo hemos dicho, es similar para cualquier ciencia: los productos del pensamiento representados físicamente en los documentos, es decir, el conocimiento intelectual apoyado en soporte material (libros, revistas etc.). La posibilidad o no de contabilizar su producción, de evaluar la actividad investigadora o de realizar el "mapa" de una disciplina, es similar para todas las Ciencias.

Los indicadores sociales, políticos o económicos que afectan su valor están más allá de la simple productividad en todas ellas, siendo necesario un tipo de análisis ponderativo. La calidad científica es difícilmente objetivable, siendo los propios "colegas" o expertos los más idóneos para valorarla. Por supuesto, con los inconvenientes de parcialidad (simpatías, relaciones personales etc.)

Las bases de datos y el análisis bibliométrico

Las Bases de datos bibliográficas, tanto en línea como en CD-ROM, constituyen una de las principales fuentes de información sobre las publicaciones. Las ventajas que aportan dichas Bases de Datos para la elaboración de estudios bibliométricos son las siguientes:

Antes de utilizar una Base de Datos para realizar un estudio bibliométrico hay que analizar su cobertura temática, geográfica y documental, sus criterios de indización etc. Cuanto mayor homogeneidad tenga mejores serán los resultados. Podemos encontrarnos con falta de uniformidad en los siguientes aspectos:

Las dificultades se acentúan cuando debemos manejar varias Bases de Datos con distinto nivel de tratamiento formal y de contenido. Además hay disciplinas como la Historia que por su carácter interdisciplinar requiere la consulta a muchas y variadas Bases, ya que existe un gran número de trabajos diseminados en publicaciones periódicas no específicas o de ámbito local.

Los indicadores, afirman algunos autores, solo son aplicables a aquellas fuentes que sean un buen reflejo de la actividad del área. Hay revistas de Ciencias Sociales de tipo divulgativo y trabajos coyunturales, de escaso nivel científico, que podrían tergiversar, de no ser contrastados, la realidad de una disciplina.

Veamos cuales son los principales indicadores bibliométricos para medir la literatura científica:

Productividad de las publicaciones

Los tipos básicos de publicaciones son:

  1. No periódicas. Libros: Monografías, compilaciones y folletos
  2. Periódicas: Revistas y series
  3. Literatura "gris": Trabajos no publicados o de circulación limitada como tesis doctorales, actas de Congresos, informes etc.

La publicación de la literatura científica en unos y otros depende, como ya hemos dicho, de las disciplinas. En Ciencias Sociales el libro, y sobre todo la literatura gris, como Actas de Congresos, tienen aún mayor importancia que las revistas, y esto se acentúa en la Historia. Las razones fundamentales pueden ser:

Es cierto que muchas de las revistas donde publican los historiadores en nuestro país, son de baja calidad, tanto por su falta de normalización internacional, como por la escasa difusión y el carácter divulgativo de muchas de ellas. Sin embargo conviene recordar el importante papel que grandes y buenas revistas han jugado en la historiografía contemporánea. Sólo dos ejemplos: Annales para la historiografía francesa o Quaderni Storici para la italiana.

Uno de los indicadores más utilizados en el análisis bibliométrico de revistas es el de la distribución de revistas por temas, a partir de la aplicación de la ley de la dispersión de Bradford (2), que permite además planificar racionalmente las políticas de adquisiciones. Los artículos sobre un tema se concentran en un número reducido de revistas y el resto en un serie más amplia de ellas, muchas sin conexión directa con la disciplina. Esta realidad está suficientemente demostrada en las Ciencias Sociales y sobre todo en Historia Contemporánea (La investigación sobre el franquismo). Bradford distribuyó las revistas en zonas concéntricas descendentes en producción sobre una materia, a partir de un pequeño núcleo de revistas muy productivas. Se observaría que cada zona o grupo incluiría el mismo número de artículos que el núcleo, distribuidos en mayor número de revistas.

Respecto al aumento de la producción científica, Price (3) formuló una ley según la cual el crecimiento de la ciencia es exponencial, siendo su ritmo más rápido que la mayoría de los fenómenos sociales. Mientras que la población se duplica cada 50 años, la literatura científica se convierte en el doble en 10 años. Como consecuencia de este crecimiento Price habla de la "contemporaneidad" de la Ciencia, lo que significa que el 87% de los científicos de todos los tiempos están vivos. Las críticas a Price postulan la existencia de un límite de saturación por razones socioeconomicas, políticas o culturales, que por otra parte aún no se vislumbra. Han cambiado muchos hábitos de publicación como la tendencia a la multidisciplinariedad o el aumento de colaboraciones, pero el crecimiento desmesurado de las publicaciones lleva a los responsables en política científica a realizar inversiones para "evaluar" y seleccionar toda esta literatura.

El aumento de publicaciones es claro en cualquiera de las Ciencias Sociales, pero a la hora de evaluar una línea ascendente o descendente por años hay que tener en cuenta factores puntuales tales como modas historiográficas o celebración de centenarios y conmemoraciones. La aparición y desaparición de títulos de revistas, tan sujetas en Ciencias Sociales a problemas económicos, desvirtúan en años el volumen de la producción científica.

Productividad de los autores

Se mide a través del número de publicaciones producidas por un investigador, grupo de investigación, institución editora o país en un período de tiempo.

Los estudios de productividad por autores han sido investigados por Lotka (4) y dan como resultado la existencia de un pequeño grupo de personas muy productivas al lado de un gran número que apenas publican.

Respecto a esto convendría hacer algunas matizaciones:

Entre los autores más productivos no todos tienen la misma consideración científica. Está claro que productividad no significa calidad. Es significativo incluso el hecho de que especialistas de renombre tengan muy escasa producción. Entrarían aquí factores de reconocimiento docente o profesional, ajenos a la Bibliometría.

Y conviene seguir relativizando, pues el "silencio" se debe en muchos casos a factores sociales y políticos externos a la valía intelectual. La existencia de grupos editoriales, revistas con una determinada línea historiográfica, consejos de redacción o grupos profesionales y universitarios vetan o acaparan el acceso a determinados medios de publicación.

Existe por otra parte en la sociedad actual una carrera desenfrenada por el "curriculum" que obliga a publicar sin tener que decir, a publicar oportunamente (centenarios, modas), a "publicar o morir".

Un estudio elaborado por Zuckerman (5) sobre los premios Nobel dice que el 5.9% de sus trabajos fueron realizados antes de recibir el Nobel y el 2,9 seis años después. A través de las Bases de datos se puede comprobar la "vida productiva" de un autor, así como su "consideración" en la comunidad científica desde sus publicaciones en revistas de tipo local a su "consagración" en monografías de amplia tirada.

A través de la co-autoría de las publicaciones es posible también analizar el grado de colaboración de los autores. La tendencia general es el aumento de publicaciones de varios autores en revistas, aunque el porcentaje para Ciencias Sociales es muy inferior que en Ciencia y tecnología. Un trabajo referido a seis años de publicaciones en el ámbito universitario (6) español da una tasa global de co-autoría en Ciencias Sociales del 0,39%, mientras que para las revistas españolas y en una temática concreta, el franquismo (7), obtuvimos un porcentaje del 0,05%.

Además el índice de firmas/trabajo está en relación con cifras de apoyo estatal o privado y trabajos experimentales. Incluso se ha detectado mayor índice de colaboración entre los autores más productivos. El trabajo en colaboración es un indicador para detectar los llamados "colegios invisibles", grupos profesionales unidos por líneas de investigación, relaciones personales, de docencia etc.

Productividad por instituciones editoras y lugares de edición

El estudio de las instituciones públicas o privadas responsables y su tipología (comerciales, gubernamentales, académicas, etc.) permite obtener un panorama sobre los "circuitos" de edición en los que se mueve una disciplina, pudiéndose ver qué instituciones y en qué medida son las de mayor productividad. Este tipo de análisis han sido utilizados por los responsables de la política científica de nuestro país para considerar subvenciones a Universidades y Centros de Investigación (8).

Los lugares de publicación, además de mostrar áreas geográficas más prolíficas, ayudan en la observación de tendencias "centralistas" o de "regionalización" en la investigación de un país.

Respecto a tesinas y tesis el análisis de los datos nos aportan no sólo aquellas Universidades, Facultades o Departamentos más productivos, sino también las líneas de investigación de cada una de ellas. Universidades, Facultades y Departamentos más productivos, así como la observación de las líneas de investigación.

Análisis de la producción por su temática

Uno de los aspectos más interesantes y al mismo tiempo de mayor dificultad en los análisis bibliométricos es el estudio de los temas y materias más o menos estudiadas en las distintas disciplinas. Ello permite descubrir la evolución de las corrientes investigadoras, y los aspectos de cada Ciencia que más o menos interesan a los especialistas.

Tres son los sistemas más utilizados para analizar las materias a través de las Bases de Datos:

  1. A través de las palabras significativas de los títulos y el texto (resumen).
  2. A partir de los descriptores.
  3. A partir de las clasificaciones.
  4. A partir de los resúmenes.

Las Bases de Datos permiten realizar recuentos de palabras, eliminando los términos vacíos de contenido (artículos, preposiciones, conjunciones etc.) y analizar su frecuencia de aparición en títulos o incluso, cuando la Base de Datos los recoge, en los resúmenes. Técnicas más avanzadas, algunas en estudio, permiten análisis de co-ocurrencias, es decir, la frecuencia de aparición de unos términos junto a otros e incluso su valoración sintáctica o semántica.

En Ciencias Sociales los títulos en muchos casos no tienen correspondencia con el contenido, utilizándose a veces títulos sugestivos o impactantes, por razones generalmente comerciales.

Esto produce gran cantidad de información vacía de contenido o errónea, que desvirtúa las conclusiones.

La utilización de los descriptores -conceptos que responden al contenido-, como indicador de temática, es a veces criticada por la carga de subjetividad que puede acarrear al ser consecuencia de la interpretación del indizador. No es tanta si se cuenta con un vocabulario controlado o tesauro y desde luego con la misma subjetividad se enfrenta un historiador ante un texto histórico. En cualquier caso los resultados del análisis de los descriptores nos dan una posibilidades de profundización temática que no es posible a través únicamente del título.

El carácter más genérico y jerárquico de las clasificaciones son también un inconveniente para la citada profundización. Una clasificación debe además tener homogeneidad, especialidad y probada eficacia en recoger todos los temas que pretendemos analizar. Una clasificación establecida a priori del análisis debe ser revisada o modificada una vez introducida la información, por no ajustarse a las nuevas tendencias o líneas de investigación que puedan ir surgiendo y que por otra parte son tan interesantes de detectar.

En el recuento de descriptores se está también utilizando el "co-word analysis" o "análisis de co-palabras", consistente en la observación de aquellos términos de indización que aparecen juntos en los documentos y que establecen entre sí "clusters" o relaciones temáticas mutuas. El Centre de Sociologie de L'Innovation de París ha desarrollado un programa LEXINET, de indización automática por ordenador sobre el texto completo de los documentos. La utilización de estos sistemas "expertos" en análisis terminológico permite elaborar "mapas de la ciencia" y conocer a través de los términos la estructura y dinámica de las diversas disciplinas.

Los aspectos temáticos más estudiados por la Bibliometría son:

Análisis de citas, índices de impacto y "colegios invisibles"

El análisis de las citas que una publicación recibe de otras posteriores o de las referencias que una publicación hace de otras anteriores es otro de los indicadores más utilizados en Bibliometría a partir de los años 60.

Los análisis de citas suelen realizarse para medir la repercusión o impacto de una revista o de un autor. También ha sido utilizado para estudiar el grado de obsolescencia o envejecimiento de la literatura científica, o través de las redes de citas conocer los llamados "colegios invisibles", grupos de profesionales o especialistas que se citan entre sí.

Un problema inseparable al crecimiento de la ciencia es el de la obsolescencia o envejecimiento de la literatura científica. Burton y Kebbler (9) elaboraron el concepto de "vida media" o "semiperiodo", tiempo durante el cual fue publicada la mitad de la literatura activa circulante. La vida media puede interpretarse como la velocidad en que los documentos se vuelven obsoletos, es decir, dejan de tener impacto y difusión científica. Por ello, su medición se realiza a través de los años de publicación de la bibliografía citada en un momento dado. Se ha comprobado las diferencias tan acusadas que existen entre unas Ciencias y otras, desde 3,9 años de "vida media" para la Física, hasta 10 años en algunas Ciencias Sociales y Humanas, p. ej. la Historia, siendo también diferente este índice según las subáreas temáticas. Hay disciplinas con un gran número de citas de tipo "clásico" y otras muy actuales. Price elaboró un índice consistente en el porcentaje de referencias de menos de 5 años, que llegan al 50% en Ciencias duras y desciende al 20% o menos en las llamadas Ciencias del Espíritu.

Aunque Terradas y Lopez Piñeiro (10) mantienen la misma obsolescencia en libros que en revistas (para Medicina), está por comprobar si esto sucede en Ciencias Sociales como la Historia, donde las citas de revistas suelen constituir un núcleo más actual o puntero, frente al carácter "clásico" de las monografías. Lo que no es posible es la comparación entre disciplinas dada su variable obsolescencia.

Los análisis de impacto de revistas se miden hoy mediante el cociente de citas que recibe una publicación y las referencias que emite en un período de tiempo (11). La longitud del período de tiempo varía según las disciplinas, siendo más valorable en general un impacto a largo plazo que significa más que una moda o la apertura de una línea de investigación, un reconocimiento permanente de la sociedad científica.

En los inicios Cole (12) sugirió que el número de citas recibidas por un trabajo implicaba la "calidad" del documento. Esto está hoy en entredicho desde el punto de vista de la sociología de la Ciencia, pues aunque la cita puede representar un reconocimiento al valor profesional existen una serie de condicionantes sociales, políticos y económicos que distorsionan y subjetivizan dichos índices.

La obtención del indicador de impacto a través de las revistas llevó a Garfield a crear en 1972 el Science Citation Abstracts, repertorio que se viene utilizando internacionalmente como baremo de la repercusión y difusión de la literatura científica. La escasa presencia de revistas no anglosajonas y en concreto españolas en el área de Ciencias Sociales hace arbitraria su aplicación indiscriminada en la evaluación de los especialistas de nuestro país.

Solo a partir de índices de citas que contemplen la realidad de cada país y cada disciplina, así como la totalidad de publicaciones periódicas se puede hacer una valoración fiable de su impacto y difusión.

El mayor o menor número de citas por trabajo varía también enormemente según las Ciencias. En el estudio elaborado para Medicina (13) se da como media 15 referencias por artículo de revista, mientras que en un reciente análisis realizado sobre la revista Trabajos de Prehistoria dicho porcentaje asciende a 38 citas por artículo. En cualquier caso, la dispersión es grande y de un 10% de los artículos (en Medicina) a un 7% (para Prehistoria) no tienen cita ninguna.

Dos factores que inciden de forma muy importante en los estudios de citas son la vida media de las publicaciones según las disciplinas y la tipología documental citada. En cuanto a lo primero conviene resaltar la peculiaridad de los trabajos históricos con un gran número de referencias muy antiguas, aquellas que se refieren a las propias fuentes primarias de investigación, lo cual se acentúa en Historia moderna y contemporánea, y otro bloque que representan las citas a especialistas o "colegas",cuya obsolescencia es por supuesto menor y similar al resto de las Ciencias Sociales. Aunque existen muy pocos estudios de referencias en Historia, un trabajo publicado en 1972 (14) sobre 7.000 artículos de Historia Inglesa daban un 25% de citas anteriores a 1800 para la Edad Moderna (fuentes primarias) y un 22% de trabajos publicados entre 1960 y 1970, último año recogido. Para Historia Contemporánea en cambio las publicaciones del XIX representaban el 48%, mientras que para 1960-70 las citas eran el 13,8%. Este mismo trabajo daba un 34% de monografías citadas frente a un 21% de revistas. En Química por el contrario se citan un 92,7% de artículos frente a un 5,2% de monografías.

Aunque no hay duda de que cualquier trabajo con citas se revaloriza, y que una publicación muy citada implica un impacto, hay factores y variables, aparte las diferencias disciplinares reseñadas, que pueden ser entre otros:

Por último, es posible descubrir "redes de citas" entre revistas que se citan entre sí, así como el análisis de co-citas: dos documentos que son citados conjuntamente por un tercero. Ello nos permite analizar los llamados "colegios invisibles", término anglosajón recogido del primer Colegio Invisible histórico, la Royal Society de Londres a mediados del S. XVII. Las redes de citas han sido estudiadas por Price (16), interesando sobre todo a los sociólogos. Kaplan (17) y Morton (18) publicaron trabajos sobre citas para ver el comportamiento de la comunidad científica.

Crane (19) realizó un interesante trabajo analizando los diferentes tipos de relaciones entre los especialistas de un tema concreto: la sociología rural. Llegó a un modelo de "colegio invisible" que suponía una estrecha relación entre los científicos de la red y su productividad ocupando las posiciones centrales o "cabezas" del colegio los autores de más alta producción y "visibilidad", que actúan de receptores y difusores de la información. Las relaciones establecidas entre los componentes de un "colegio" implican además de una misma línea de investigación, relaciones jerárquicas maestro-discípulo (dirección de tesis o proyectos), institucionales, e incluso ideológicas o personales.

Los defensores del análisis de co-citas mantienen que estos "clusters" representarían la infraestructura intelectual y social de la ciencia, ofreciendo información sobre un campo o especialidad científica y el estado de la cuestión y del desarrollo actual e histórico de las Ciencias, con más eficacia que las fronteras disciplinares tradicionales.

En cualquier caso, al no existir una metodología clara y estando las técnicas en proceso de elaboración, la interpretación de los datos debe realizarse con sumo cuidado y siempre con conocimientos suficientes del área que se desea analizar, de sus grupos de expresión y de las características de colaboración y difusión de esa Ciencia.

Bibliografía general

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ALMUIÑA FERNANDEZ, C. "Hispania. Revista de Historia (1940-1989). Análisis y evolución de contenidos" en Hispania, L/2, 175, (1990), pp. 393-416.

CARBONELL, Ch.O. "L'analyse de contenu d'une revue historique: l'analyse cuantitative" en Storia della Storiographie, 3 (1983) pp. 96-112.

COZZENS, S.E. "Literature-based data in research evaluation: A managers guide to Bibliometrics". SPSG Concept Paper, 1990, nº 11.

GARFIELD, E. "How ISI select journals for coverage: quantitative and qualitative considerations" en Currents Contents, 1990, nº 22, pp. 5-13.

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JULIA, S. "La historia social y la historiografía española" en Ayer, 1993, nº 10, pp. 28-46.

LOPEZ PIÑERO, J.M. y TERRADA, M.L. La información científica en Medicina y sus fuentes, Valencia: Inst. de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia, 1993.

LOPEZ PIÑERO, J.M. El Analisis estadístico y sociométrico de la literatura científica. Valencia: Centro de Documentación e Informática Médica, 1972.

NARIN, F. y MOLL, J.K. "Bibliometrics" en Annual Review of Information Science and technology, 1977, nº 12, pp. 35-58.

ROMAN ROMAN, A. Las revistas de ciencias sociales para el estudio de la Historia: la transición (1975-1985), una perspectiva historiográfica y documental.

SANCHO, R. "Indicadores bibliométricos utilizados en la evaluación de la Ciencia y la Tecnología. Revisión bibliográfica" en Revista española de Documentación Científica, 1990, Vol. 13, nº 3-4, pp. 842-865.

SIMPSON, I.S. Basic statistics for Librarians, Library Association Publishing Ltd. 1988.

Notas

(1) Pritchard, Alan." Statiscal bibliography or Bibliometrics" en Journal of Documentation, 1969, vol. 25, nº 4, pp. 348-369.

(2) Bradford, S. Documentation. London: Crosby Lockwood, 1948.

(3) Price, D.S. Little Science, Big Science. New York: Columbia University Press, 1963.

(4) Lotka, A.J. "The frequency Distribution of Scientific Productivity" en Journal of the Washington Academy of Sciences 1926, vol. 26, nº 317.

(5) Zuckerman, H. Scientific elite. Nobel laureates in the United States. London: Free Press, 1977.

(6) Villagrá Rubio, Angel. "Scientific production of Spanish universities in the fields of Social Sciences and Language" en Scientometrics, 1992, vol. 24, nº 1, pp. 3-19.

(7) Rubio Liniers, María Cruz y Ruiz Franco, Rosario. "La investigación histórica sobre el franquismo: un análisis bibliométrico de las revistas españolas (1976-1992)" (En prensa).

(8) La producción científica de la Universidad española en Ciencias Sociales y Humanidades. Madrid: Instituto de Información y Documentación en Ciencias Sociales. 1986-1987.

(9) Burton, R.E. y Kebler, R.W. "The "half-life" of Some Scientific and Technical Literatures" en American Documentation 1960, Vol. 11, pp. 18-22.

(10) Terrada, M.L. y Lopez-Piñero, J.M. et al., Índice de Citas e indicadores Bibliométricos de las Revistas Españolas de Medicina interna y sus especialidades. Barcelona: Inst. de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia, 1992.

(11) Este índice fue estudiado por Raising, L.M. "Mathematical evaluation of the Scientific serial" en Science, 1960, vol. 131, pp.1417-1419 y Westbrook, J.H. "Identifying significant Research" en Science, 1960, vol. 132, pp. 1229-1234.

(12) (13) Cole, J.R. "Scientific output and recognition" en Rerrada, M.L. y Lopez-Piñero, J.M. et al. Op.cit.

(14) JONES, Clyve, CHAPMAN, Michael y CARR, Pamela "The Characteristic of the literature used by Historians" en Journal Librarianship, 1972, Vol.4, nº 3, pp.137-156.

(15) GARFIELD, E. "Is citation Analysis a legitimitate evaluation tool?" en Scientometrics, 1979, Vol. 1, nº 4, pp. 359-375.

(16) PRICE, D.J. "Networks of Sicentific Papers" en Science, 1965, nº 149, pp. 510-515.

(17) KAPLAN, N. "The norms of citation behavior" en American Documentation, 1965, nº 16, pp. 179-184.

(18) MERTON, R.K. "Behavior Patterns of Scientifics" en The American Scholar, 1969, nº 38, pp.197-225.

(19) CRANE, D. "Social structure in a group of Scientist. A test of the "invisible College" hypothesis" en American Sociological Review, 1969, nº 34, pp. 335.352.

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