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El anuncio de que Google volcará 15 millones de libros en la red pone en guardia al mundo editorial

Autores: Jesús Ruiz Mantilla / Tomás Delclós / Octavi Martí
Fuente: El País, 10/04/2005

Un proyecto gigantesco es el que ha puesto en marcha el buscador Google: volcar 15 millones de libros en la red, provenientes de bibliotecas e instituciones públicas y exentas de derechos de autor. Su proyecto se enmarca en el ámbito anglosajón y la reacción europea ha tenido como protagonista a Francia, cuyo presidente ha anunciado que los países de la UE deberían ofrecer algo semejante. El sector editorial ya empieza a buscar nuevos caminos que den respuesta a iniciativas como la de Google. No tienen que objetar nada a este primer paso. Pero la cosa cambia si se ponen en marcha iniciativas que afecten a los libros más actuales, algo que empieza a moverse con alianzas entre distintos portales.

Si Borges levantara la cabeza... Pues hoy seria feliz. Imagínenselo sentado en el salón de su casa de Buenos Aires, convencido ya de las bondades de la informática y sabiendo que con darle a unas pocas teclas podría acceder, utilizar, merodear por todos los laberintos del saber, no como ocurre en cualquiera de sus ficciones, sino acomodado en la mera realidad de los tiempos que corren. Sergey Brin y Larry Page, de 30 y 31 años, respectivamente, creadores del servidor Google y hoy multimillonarios, serian sus particulares genios de la lámpara maravillosa, más después de haber anunciado el proyecto que ha supuesto una sacudida para el mundo editorial a escala global: que volcarán 15 millones de libros en su servidor, provenientes de fondos públicos como bibliotecas o instituciones culturales, para que cualquiera los pueda consultar... ¡Y gratis!

No parece ninguna fantasmada y los responsables del buscador, que con ese anuncio ha dado un giro espectacular a lo que es el futuro del saber en la red, ya han empezado a gastarse 150 millones de dólares (116,2 millones de euros) presupuestados para ponerlo en marcha, que provienen de los beneficios que ha ocasionado su salida a bolsa. Los libros que volcarán en la Red, en principio, son de dominio público y están ausentes de pagos de derechos y otras obligaciones, pero la magnitud del proyecto es tal, que el mundo editorial ha empezado a ponerse en guardia por lo que pueda suponer lo que en un principio se reduce al ámbito anglosajón.

Aunque como la información y las ideas por las redes vuelan, el asunto no tardará en extenderse por otros ámbitos, más después de que los franceses ya hayan anunciado iniciativas al respecto. Europa, como espacio de referencia en la cultura, debe ya empezar a dar respuestas y sobre todo desde el ámbito público, porque el órdago de Google, que viene de la iniciativa privada, ya ha sacado los colores a todos aquellos que cobran por acceder a la sabiduría exenta de derechos.

José Antonio Millán, experto en nuevas tecnologías aplicadas al campo de la cultura y colaborador del portal de la Edad de Plata, impulsado por la Residencia de Estudiantes, lanza una pregunta que cualquier día puede ocurrir: "¿Qué pasaría si Google o cualquier servidor privado llama a las puertas de la Biblioteca Nacional y les ofrece digitalizar sus fondos sin que ellos tengan que poner un duro?", Ya lo han hecho en bibliotecas de Estados Unidos y del Reino Unido. Y antes de que llegue Google, ¿por qué no dar un paso desde la iniciativa pública? "Los buscadores son la llave para que acceda todo el mundo, pero los gobiernos, las instituciones públicas, deben hacerlos accesibles con estándares muy abiertos, que permitan la interrelación fácil. ¿Qué problema hay para hacerlo?", insiste Millán.

Abierta ya la veda desde el sector privado, parece que sobran las excusas desde lo público; "El patrimonio cultural debe ser accesible para todo el mundo y los poderes públicos deben apostar por la creación de buenos softwares que lo permitan", añade Millán. Seguro que estas buenas intenciones están en la mente de buena parte de los gobernantes, pero en este caso, existe también una barrera difícil de saltar desde algunos lugares y es la siguiente: 150 millones de dólares (116,2 millones de euros).

Google saca beneficios de la publicidad y como su servidor recibe al día la friolera de más de 200 millones de consultas, supone un escaparate inagotable y con futuro prometedor, eso sin contar los 1.670 millones de dólares que ganaron con su salida a bolsa. Sus ingresos permiten eso y más. Así que algo comparable y público tendría que hacerse a escala europea. En España existen algunos portales con libros volcados, pero, sobre todo, destacan algunas direcciones que orientan sobre fuentes, como el famoso Oteador del Centro Virtual Cervantes, que dirige Andrés Elhazaz. Éste cree que el proyecto de Google es muy positivo por varios motivos: "La primera razón es por seguridad. Servirá para digitalizar todo aquello que corre el riesgo de perderse o deteriorarse, y además, en segundo lugar, acerca los fondos de bibliotecas que en otros casos serían inaccesibles para muchos".

El proyecto será de gran utilidad sobre todo para los investigadores, dice Elhazaz. "Para lo científicos puede ser impresionante. Tener disponibles las herramientas desde casa es todo un lujo", agrega.

Donde ya empiezan las dudas es en otros ámbitos. El mercado editorial ve luces y sombras por igual. Se trata de un sector dividido en cuatro partes que comen del pastel de un libro troceado en porcentajes más o menos fijos, con un 10% para el autor, un 30% para el librero y un 60% que queda en las editoriales y los distribuidores. El autor, en este proyecto queda fuera. Los editores tampoco pierden mucho. Pero los distribuidores y libreros tendrán que inventar algo para sobrevivir en el mundo digital.

Las organizaciones dedicadas a la cultura y la educación a escala internacional van avisando de lo que llega. Hace unas semanas, Milagros del Corral, subdirectora general adjunta para la Cultura de la Unesco, ofreció una conferencia en Madrid ante la Asociación de Editores en la que comentó el asunto de Google. "Las inversiones del sector del libro en España no destacan por una dedicación a la alta tecnología", asegura. Es hora para ella de encender alarmas: "No existe un motor de búsqueda comparable a Google y no crecen los proyectos de investigación y desarrollo", añade. En cuanto a otras vertientes, donde ya se adivina un gran negocio sobre los contenidos, Del Corral se preguntó en su intervención en Madrid: "¿Cuánto tardará en cristalizar un acuerdo entre Google y Amazom -una de las librerías online más potentes del mundo- para gestionar estas nuevas ofertas?".

El aviso está lanzado. Pero, pese a que el asunto da mucho de sí para que se desaten los comentarios más apocalípticos, los editores se muestran tranquilos? por ejemplo. Antonio María Ávila, representante de la Federación de Gremios de Editores (FGEE), asegura que se impone llegar a acuerdos. "Si los proyectos que pueden desarrollarse en la Red salen de acuerdos de los servidores y los portales con las editoriales, por nosotros no puede haber ningún problema", asegura. La pregunta es saber si cuando todas esas fuentes viajen por la red, las tecnologías son lo suficientemente seguras como para confirmar que no va a producirse piratería. "Disponemos de la tecnología que permite la identificación del consultador y su pago?", pregunta Ávila.

En Estados Unidos ya hay servidores que han anunciado macroproyectos para hacer grandes negocios con libros actuales por la Red. "Me gustaría saber cuántas editoriales se han decidido a hacerlo. Ahí saldríamos de dudas". Aunque no duda de su proyección. "Como nueva fuente de negocio es bienvenida", afirma el representante del gremio editorial en España. Tampoco cree que deba ser algo de lo que se encarguen los poderes públicos. "Todo esto lo deben hacer las empresas", asegura. ¿Y afectaría a los precios de los libros, teniendo en cuenta que sería un negocio con menos intermediarios y podrían bajar? "Lo normal es que afecte", sostiene Ávila.

Tampoco lo ven tan negro los libreros. Tienen confianza ciega en el invento que gracias a Johann Gutenberg cambió la historia a partir de 1455. Es curioso que el libro, que es eterno gracias a sus contenidos, vaya a salvarse en este caso gracias a la forma, al aspecto, a su físico. Paradojas de la vida. Michelle Chevallier, representante de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), ve blanco y ve negro. "¿Estamos preocupados por el panorama que se abre? Sí y no. En principio, no afecta mucho a lo que puede encontrarse en las librerías, son libros descatalogados, en gran parte. Lo que nos inquieta de la iniciativa de Google es que sea sólo el anuncio de una primera fase que vaya más allá y entre en los terrenos de cosas más nuevas", afirma Chevallier.

Pero ahí es donde el libro puede defenderse como objeto, como gran invento en el aspecto material, tangible. "Es cómodo y a la larga barato. Un libro online, para no leerlo en la pantalla necesita papel, tinta y tiempo para la impresora, es un gasto que resulta más barato fabricado", dice.

Son cosas que preocupan en su sector, que abordó el tema de la edición digital en su último congreso. Como les preocupan otros juegos que no comparten. "Las editoriales y las bibliotecas públicas están llegando a acuerdos para hacer acceder a los investigadores a muchos libros especializados por ser usuario de determinada biblioteca", denuncian en CEGAL. Son algunas pistas que van conduciendo al sector a nuevos retos del futuro, un tiempo que ya se ha instalado aquí sin que todavía haya llegado todo el mundo.

El Proyecto Gutenberg empezó en 1991 a almacenar libros en Internet

La oferta gratuita e íntegra en Internet de obras literarias o científicas no es un invento de Google. Con un número de títulos dispar y orientaciones temáticas igualmente distintas hay una serie de bibliotecas digitales en la Red que ofrecen la lectura de obras que están en el dominio público o que se cuelgan con permiso de quien detenta los derechos. La ambición de algunas ya se detecta en su apellido. La Universidad de Carnegie Mellon impulsa el Million Book Project.

El archivo pionero fue el Gutenberg Project. Aunque sus antecedentes conceptuales son anteriores, el proyecto multilingüe, basado en voluntarios, empezó a engrosar su catálogo en 1991. Actualmente alberga unos 15.000 libros. Con más de 50 títulos, hay obras en español, chino, alemán, inglés, holandés, finlandés y francés. En catalán hay referenciadas tres obras.

En España, el empeño mayor es el que sostiene la Universidad de Alicante con el apoyo de la Fundación Marcelino Botín y otros patronos. Se trata de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Atento a la creación hispánica, con más de 12.000 títulos, la primera parte de El Quijote ha recibido 197.260 consultas en línea. El mayor porcentaje de visitas procede de España, México y Estados Unidos, pero en sus registros figura incluso una petición formulada desde Micronesia. Un indicador de su crecimiento lo da el número de páginas servidas. En 1999, fueron 288.314. En marzo de 2005, rozaron los seis millones y medio. Su catálogo incluye también ensayos y tesis doctorales. Dominan los originales en castellano, pero hay un fondo en catalán y, en colaboración con la Biblioteca Nacional de Brasil, crecen los textos en portugués. También se atiende a la creación en gallego y en otras lenguas americanas. La biblioteca no digitaliza obras de creación en inglés, pero ofrece textos críticos en este idioma, francés e italiano.

Tim Berners-Lee, el creador de la web, lanzó en 1991 la WWW Virtual Library. Una "confederación" de voluntarios suministra enlaces, ordenados por temas, a copias digitales. En una navegación por el mismo se puede localizar, por ejemplo, un rincón digital especializado en teatro que, entre muchas otras piezas, recopila 30 de Calderón de la Barca.

Muchos sitios están cobijados por instituciones académicas. El MIT (Estados Unidos), un caso, mantiene The Internet Classics Archive. Enfocado a clásicos grecorromanos, chinos y persas, cobija 441 obras de 59 autores, siempre traducidos al inglés. Ahí puede leerse una edición de La Ilíada de Homero.

Los títulos más conocidos pueden hallarse en distintos sitios editados en distintos soportes informáticos. La Regenta, de Clarín, puede consultarse directamente en la web de la Miguel de Cervantes y, en formato PDF, descargarse de Biblopia. La Biblioteca Nacional Francesa, a través de Gallica, despliega 70.000 facsímiles.

Según la Miguel de Cervantes, los empleos de su material digital, en proporciones similares, son: el ocio, la docencia o aprendizaje del idioma y la investigación erudita.

Francia quiere una gran biblioteca virtual europea

La iniciativa de Google para digitalizar 15 millones de volúmenes en la Red es un proyecto que inquieta en París. "Corremos el riesgo de una dominación aplastante por parte de los EE UU, que pueden imponer a las próximas generaciones una idea de la definición del mundo", ha dicho Jean-Noël Jeanneney, el presidente de la Biblioteca Nacional Francesa (BNF).

Su gran centro de saber, en la actualidad ofrece a la consulta gratuita 80.000 títulos, además de 70.000 imágenes y la colección íntegra de 22 periódicos, que van desde el siglo XIX hasta el presente. El presidente de la República, Jacques Chirac, ha prestado atención a la denuncia de Jeanneney, al que recibió el pasado día 16 de marzo para que, junto con el ministro de Cultura, sondeen a distintas autoridades europeas -directores de grandes bibliotecas, pero también responsables de política cultural- para "preparar un contraataque europeo".

Para Chirac, esa propuesta no es "una operación dirigida contra nadie, sino a favor de la diversidad cultural. Francia y el conjunto de Europa tienen una riqueza patrimonial extraordinaria y han de ponerla a la disposición de todos, darla a conocer". Lo importante para el presidente es que "exista un punto de vista europeo" y que el ciudadano no esté obligado a ceñirse "a la omnipresencia de la cultura anglosajona, que tiene tendencia a querer borrar a todas las demás aunque sea corriendo el riesgo de generar una subcultura general".

Francia dedica 15 millones de euros anuales a la digitalización de su patrimonio artístico. Pero ahora quisiera organizar la operación en colaboración con las grandes bibliotecas británica, alemana y española.

[12.4.05] [0 comentarios] [#] [lista]


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